Allan Quatermain: Precursor De Indiana Jones

Allan Quatermain:
Precursor De Indiana Jones

por Eduardo Alberto Guzmán Novoa

A mediados de los ochentas se estrenó la película de aventuras Las Minas Del Rey Salomon. Pese al "taquillazo" conseguido, las críticas arreciaron contra la cinta. La más común fue acusar al film de ser un plagio de las películas de Indiana Jones. Sin embargo se puede llegar a afirmar lo contrario: el americano Indy, en cierto modo, está inspirado en el tipo de héroe que encarnara el inglés Quatermain, creado por el novelista Henry Rider Haggard a fines del siglo XIX.

A mediados de los ochentas se estrenó la película de aventuras LAS MINAS DEL REY SALOMON (King Solomon's Mines, 1985), de la Cannon Films, irregular empresa fílmica de Menahem Golan y Yoram Globus. El éxito en las taquillas motivó que se hiciera una secuela: ALLAN QUATERMAIN AND THE LOST CITY OF GOLD (1986). Esta continuación no fue tan afortunada como su predecesora.

Pese al "taquillazo" de LAS MINAS DEL REY SALOMON, las críticas arreciaron contra la cinta. La más común fue acusar al film de ser un plagio de las películas de Indiana Jones.

Indiana Jones, el arqueólogo americano de los años treinta, ya había aparecido en dos películas: RAIDERS OF THE LOST ARK (1981) e INDIANA JONES AND THE TEMPLE OF DOOM (1984). Si bien este héroe creado por Steven Spielberg marcó el renacimiento del cine de aventuras (dando lugar a varias imitaciones fílmicas), no se le puede comparar con el cazador británico Allan Quatermain. Todo lo contrario: el americano Indy, en cierto modo, está inspirado en el tipo de héroe que encarnara el inglés Quatermain.

Como Fernando Savater expresó una vez:
"... Un protagonista aventurero, un héroe a la par modesto e intrépido, capaz del más sobrio sentido común y también de la embriaguez del arrojo, hábil con la palabra y fértil en recursos - como Ulises - pero también buen tirador, resistente andarín y duro en lo físico como una agrietada roca del desierto. Se trata naturalmente de Allan Quatermain, el gran cazador blanco, al que los zulúes y los cafres llaman «Macumazahn», el que vigila durante la noche cuando los otros duermen..."

Una expedición arqueológica en el siglo XIX descubrió en Sudáfrica unas ruinas que fueron identificadas como la posible ciudad de la reina de Saba, quien visitó al rey Salomón de Israel. Esto bastó para que aventureros acudieran a buscar el supuesto tesoro de Salomón. Si bien ninguno halló tesoro alguno, el hecho inspiró al inglés Henry Rider Haggard (1856-1925) para escribir su best seller de aventuras LAS MINAS DEL REY SALOMON (King Solomon's Mines, 1884), donde haría su debut su personaje más recordado: el cazador Allan Quatermain.

El éxito del libro movió a Rider Haggard a escribir una secuela titulada ALLAN QUATERMAIN (1887), la cual aparecería ya no como novela sino como publicaciones por capítulos. Sin embargo, esta segunda aventura del gran cazador blanco del Africa iba a ser la definitiva.

Tanto LAS MINAS DEL REY SALOMON como ALLAN QUATERMAIN impactaron en los lectores de ese entonces, quienes lamentaron que el autor decidiera "dar de baja" al héroe en su segunda aventura. Ante la insistencia de los recientes "fans" de Quatermain, y para no contradecir la continuidad de la saga, H. Rider Haggard decidió hacerlo volver mediante un hábil truco: escribir más aventuras acerca de este personaje a manera de "precuelas", anteriores a su aventura en las Minas del Rey Salomón.

La primera versión fílmica de LAS MINAS DEL REY SALOMON se dio en una cinta inglesa en blanco y negro de 1937. Si se la compara con las dos que llegaron posteriormente, ésta fue la más leal a la novela original, pese a incluir unas cuantas libertades en el guión (por ejemplo, la memorable erupción volcánica). Cedric Hardwick se encargó de encarnar por vez primera a Allan Quatermain.

En 1950 se estrenó la primera versión americana de la novela de H. Rider Haggard. Rodada a color y en auténtico escenarios del Africa, el film contó con un presupuesto generoso. Sin embargo, al momento de adaptar el argumento literario se da la desilusión para los admiradores de la novela. No solo se eliminaron o alteraron gran parte de los personajes y situaciones del libro original, sino que, por instantes, el film parece más un documental que una cinta de aventuras. La monótona música de fondo (tambores africanos) es otro punto en contra. Sin embargo, si nos decidimos a obviar la novela de Rider Haggard, estamos ante una interesante película (éxito en el año de su estreno), con buenas escenas (por ejemplo, las secuencias de la estampida, los impresionantes paisajes, las tribus antropófagas o la relación amor-odio entre nuestro héroe y la heroína de turno). Stewart Granger se encargó de ser el segundo Quatermain de la pantalla grande.

Nueve años más tarde se estrenó una pseudo-secuela, WATUSI (1959), donde sería Harry (George Montgomery), el hijo del cazador (en la novela, Quatermain era viudo y su hijo Harry se educaba en Londres), quien partiría en una segunda expedición hacia las Minas del Rey Salomón. La película reciclaba secuencias del primer film, combinándolas con escenas rodadas en Hollywood.

Fue en los años setenta cuando Quatermain hizo su tercera aparición en el cine, en KING SOLOMON'S TREASURE (1977). Pese al título, la cinta está basada, en realidad, en ALLAN QUATERMAIN. Entre las variaciones que se dieron estuvo la de incluir la aparición de dinosaurios, dragones y monstruos (!) John Colicos se encargó de personificar al heroico cazador en esta regular aventura.

Y así llegamos a la década de los ochentas, cuando irrumpe en la pantalla grande el famoso arqueólogo americano del látigo y el sombrero. El americano Indiana Jones, de los años treinta, se convirtió en el prototipo del aventurero, que competía con los nazis en la búsqueda de un valioso tesoro arqueológico (RAIDERS OF THE LOST ARK) o combatía a la secta Thug de la India (INDIANA JONES AND THE TEMPLE OF DOOM) para liberar a un pueblo de su tiránico dominio. En ambas aventuras no solo enfrentaba a poderosos adversarios sino también a fuerzas sobrenaturales. Al final, siempre derrotaba a los "malos", se quedaba con el "tesoro" y acababa besando a "la chica" de turno.

En sus dos films de 1981 y 1984, las aventuras de Indy se convirtió en un modelo que pronto sería remedado por otras producciones cinematográficas. El ejemplo más conocido fue ROMANCING THE STONE (1984), que tomaba el tópico de "quién llega primero al tesoro" y su secuela THE JEWEL OF THE NILE (1985) que re-planteaba lo de "liberar a un pueblo de la tiranía".

Y fue entonces que la Cannon Films se decidió a lanzar la tercera versión fílmica de LAS MINAS DEL REY SALOMON. Al igual como Hollywood hizo en 1932 con Tarzán, en esta ocasión sólo se dejó intactos al héroe protagonista y a la trama básica del libro original (la búsqueda de una mina de diamantes), aparte de una que otra escena memorable de la novela; la mayor parte de lo que se mostraría sería licencia de los guionistas. Éstos decidieron que podrían "actualizar" a Quatermain de acuerdo a la moderna imagen de "héroe aventurero" que re-inauguró Indiana Jones en el cine.

Allan Quatermain, interpretado ahora por Richard Chamberlain, es un aventurero más dinámico y carismático que Cedric Hardwick, Stewart Granger o John Colicos (más inclinados al "Quatermain victoriano"). Nuestro ahora barbudo cazador usa un sombrero (idéntico al que usó Stewart Granger en 1950) que, en la primera mitad de la película, no se le cae de la cabeza (obvio guiño a Indiana Jones). Sus armas características son un potente trabuco de dos balas y varios cartuchos de dinamita; aparte porta un revólver común y una cinta de municiones alrededor del torso.

Por otra parte, la nueva heroína será esta vez una americana, Jesse Huston (Sharon Stone). Si bien este personaje no figuraba en la novela original, su nombre homenajea a otro libro de H. Rider Haggard: JESS.

También tenemos a los nativos africanos, donde notamos algunos puntos en contra. Aparecen los antropófagos Mapaki, una caricatura de los "caníbales africanos" (incluyendo una enorme olla donde cocinan a sus prisioneros). Luego están los alucinantes Obubwa, quienes, pese a estar dentro de la vena de "pueblos fantásticos" que también explotó Rider Haggard, son un insulto a la mente del público más fantasioso. Por último están los Kukuanas, que sí pertenecen a la novela original, aunque acá aparecen como salvajes sanguinarios que, sin motivo aparente, condenan a Quatermain a morir en un suplicio alucinante; solo se salva el personaje de la diabólica hechicera Gagoola (June Buthelezi), tan horrible y perversa como la describe el libro. Mención aparte merece Umbopo (Ken Gampu), el sirviente de Quatermain, cuya novelesca historia solo es apreciada superficialmente en el film.

A diferencia de las anteriores versiones, la acción ya no sucede en el siglo XIX sino en la I Guerra Mundial (1914-1918); el ataque de un biplano alemán armado con una ametralladora y el que aun queden colonias africanas del Imperio Alemán nos sitúa aproximadamente en 1916. Tomando el tópico de "quién llega primero al tesoro", Quatermain deberá luchar contra los ejércitos coloniales alemanes (que no son "nazis" sino súbditos del Kaiser) y unos cuantos agentes turcos en pos del tesoro.

Las escenas de acción son realmente entretenidas, además de estar bien realizadas y ser bastante imaginativas. Destacan secuencias como la persecución en la ciudad germana de Tongola, el abordaje del tren alemán de tropas, el increíble robo de un avión de guerra enemigo, el encuentro de nuestros héroes con los caníbales Mapaki y los imposibles Obubwa, el sacrificio de Quatermain en un salvaje ritual, la feroz incursión de las tropas coloniales alemanas en el País de los Kukuanas o el espectacular final dentro de las Minas del Rey Salomón. Sobre éste última secuencia vale la pena señalar que una de sus tantas escenas de acción incluye una araña gigante idéntica a la que apareció en TARZAN'S DESERT MYSTERY (1943) y una espectacular erupción volcánica, claro homenaje a la versión clásica inglesa de 1937.

Fue así que la Cannon Films, usando los clichés clásicos (y a la vez burlones) de "los alemanes de la I Guerra Mundial", de "los traicioneros turcos" y de los "salvajes africanos", además de una excelente banda sonora y de extravagantes efectos especiales, rescataron a la novela de Rider Haggard de su olvido en el Séptimo Arte y crearon al cazador Quatermain más recordado de los ochentas, pese a que su primera aventura estaba alejada de la escrita por H. Rider Haggard.

Sin embargo, pese al éxito taquillero de LAS MINAS DEL REY SALOMON, no faltaron las críticas hacia el film, que lo acusaban de no haber respetado a la novela original, anulando/añadiendo/alterando a personajes y situaciones.

El éxito de LAS MINAS DEL REY SALOMON movió a la Cannon Films a rodar una secuela al año siguiente: ALLAN QUATERMAIN AND THE LOST CITY OF GOLD, que estaba basada en la publicación por episodios ALLAN QUATERMAIN. Tanto Richard Chamberlain como Sharon Stone repitieron sus roles como Allan Quatermain y Jesse Huston, respectivamente. El novelesco personaje del gigantesco zulú Umslopogaas fue interpretado por el conocido actor James Earl Jones. A diferencia de su predecesora, el film respetó lo más posible el original en el que estaba basado (salvo una que otra libertad).

La cinta contaba con excelentes secuencias de acción, como la trampa del Muro de Jalpora, el acoso de los salvajes Eshowe (Masais en el original), los rápidos en el río subterráneo, la alucinante aparición del haz en llamas (la Rosa de Fuego del libro), el ataque de las carnívoras bestias de las cuevas (los cangrejos gigantes de la novela), la llegada a la dorada ciudad de Milosis, la sorpresiva trampa que da a un horno o la increíble escena donde Quatermain derrota él solo a los ejércitos Zu-vendis.

Por si fuera poco, la película contó con críticas favorables, agradeciendo que se haya recuperado el "espíritu Rider Haggard", que tanto se había perdido en la primera película (que recordaba mucho a las cintas de Indiana Jones), así como una aceptable fidelidad a la obra literaria en que se basaba. Incluso se llegó a decir que esta secuela fue superior a su primera parte.

Pese a todo lo anterior, el film fue un fracaso en las taquillas, y dio al traste con cualquier tentativa de futuras secuelas.

¿Qué fue lo que falló?

Lo que la Cannon Films olvidó fue que en LAS MINAS DEL REY SALOMON ya había mostrado su enfoque propio del gran cazador blanco de Africa, modernizado para ser aceptado por la mentalidad "a lo Indiana Jones" de la generación de 1985. Este Quatermain había sido un éxito, pues era el precursor de todos los demás aventureros que el cine nos mostró en el siglo XX, solo que ahora adaptado para nuestro gusto... el casi olvidado héroe "original", de quien Indiana Jones y sus similares solo serían imitaciones actualizadas.

Y ello explica el fracaso de esta segunda entrega de la aventuras de Allan Quatermain, tan fiel a como la escribiera H. Rider Haggard en 1886. El resultado era obvio. Después del impacto del "Quatermain moderno", era bien poco probable un éxito del "Quatermain victoriano", aun cuando se hubiese tomado el tópico del héroe "tipo Indy" que va a "liberar a un pueblo de la tiranía".

Lo peor es que parece como si los actores y el director de la película se hubiesen dado cuenta de ello. Se nota un cierto desgano a partir de la segunda mitad del film (poco después de la llegada a la ciudad perdida), así como una pesada lentitud en los diálogos y en el desarrollo de la acción. Lo mismo se aplica para la escena final, que pudo (y debió) haber sido espectacular.

Es obvio que esta segunda aventura desilusionó a los fans de la película LAS MINAS DEL REY SALOMON, aunque entusiasmó a los admiradores del Allan Quatermain literario. Pero volviendo a la cinta en sí, su fracaso en las taquillas desanimó a los productores de tentar futuras continuaciones con el gran cazador blanco del Africa.

Ésta fue, pues, la historia del británico Allan Quatermain, cazador y aventurero intrépido del Continente Negro. Sus increíbles aventuras en el Africa inexplorada fueron best sellers de librería en el siglo XIX. En el siglo XX llegó a la pantalla grande varias veces, con diversos resultados.

Así que no lo olvidemos. Cada vez que veamos al aventurero americano del látigo y el sombrero enfrentando a los nazis mientras va a la caza de tesoros arqueológicos, no olvidemos que casi un siglo antes que él otro cazador, un británico, empezó con aventuras similares, marcando el rumbo de lo que debería ser el "héroe aventurero": el gran cazador blanco del Africa Negra, ALLAN QUATERMAIN.


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