Minotauro vuelve a las librerías de Argentina
El mítico catálogo que reúne a los más grandes autores de ciencia ficción y fantasía nacido en 1955 retorna en formato de bolsillo.
Remedio para melancólicos
El Grupo Planeta acaba de poner en librerías las versiones de bolsillo de los títulos históricos de
Minotauro, la excepcional colección de ciencia ficción y fantasía creada por Francisco "Paco" Porrúa hace casi cincuenta años en Buenos Aires. A partir de diciembre pasado comenzaron a estar disponibles clásicos como
Solaris de Stanislav Lem,
Noches de cocaína de James G. Ballard,
La naranja mecánica de Anthony Burguess y
Crónicas marcianas de Ray Bradbury. Le siguieron otras joyas como
Juan Raro de Olaf Stapledon,
Invernáculo de Brian Aldiss y
El país de octubre también de Bradbury.
Para marzo el grupo editorial estima tener más de veinte reediciones en la calle manteniendo el mismo formato, mientras que en versión normal se irán conociendo títulos nuevos de autores como Kim Stanley Robinson, John Crowley y William Gibson.
Tiempo Cero
En agosto de 1955, mientras Argentina se debatía en una de sus tantas contradicciones históricas, un libro de cuentos espléndidos y cautivadores de un autor hasta ese momento poco conocido asomaba su versión castellana:
Crónicas marcianas de Ray Bradbury. El ejemplar contaba con el prólogo nada menos que de Jorge Luis Borges y fue traducido por un tal Francisco Abelenda que no era otro que el propio Porrúa.
Si bien por aquellos tiempos la ciencia ficción contaba con revistas como Más allá, o la Antología de la Literatura Fantástica de Bioy Casares, Minotauro llegó para marcar un antes y un después gracias a la originalidad de sus ediciones. El aura de autoridad borgeana se complementó con una política de calidad que podía apreciarse a primera vista en sus cubiertas ilustradas por artistas plásticos de la talla de Rómulo Maccio entre otros. La tradición continuó en las décadas siguientes con rediseños a cargo de Luis Scafati, Carlos Nine y Oscar Chichoni. Trío destacado de la década de los ochenta a través de las tapas realizadas para revistas de la Editorial Urraca como Humor ®, El Péndulo y Fierro.
Porrúa tuvo el talento y la excelente visión para hacer llegar a los lectores ávidos del género todos los apellidos ilustres que harían historia a partir de la década de los cincuenta. Algunos de ellos fueron Alfred Bester, Arthur C. Clarke, Samuel R. Delany, Philip K. Dick, Howard Fast, William Golding, Ursula K. Le Guin, Richard Matheson, Frededik Pohl, Clifford D. Simak, Cordwainer Smith, Theodore Sturgein, Kurt, Vonnegut, John Wyndham ,J. R.R. Tolkien, William Burroughs, Italo Calvino, H. P Lovecraft y a su amigo Julio Cortázar.
Soy Leyenda
Francisco Porrúa nació en la localidad de Corcubión (La Coruña , España) en 1922. De pequeño llegó junto a su familia a la Argentina. Desde 1924 hasta 1940 vivió en la Patagonia. A los dieciocho años se radicó en la Ciudad de Buenos Aires donde estudió filosofía hasta 1945. En 1957 comenzó a trabajar como asesor literario de Editorial Sudamericana. Cuando
Bestiario, el primer libro de Julio Cortázar apenas había superado los 200 ejemplares vendidos Porrúa fue quien hizo posible que el autor continuara en la editorial. Más tarde en Minotauro publicaría la inclasificable
Historias de Cronopios y Famas. Además rescataría
Adan Buenosayres de Leopoldo Marechal y sería el encargado de la publicación de libros de Alejandra Pizarnik, Juan José Saer, Severo Sarduy y otros célebres escritores.
En 1966 recibió el manuscrito de un periodista colombiano que había escrito una novela titulada Cien años de soledad. La jugada acertada de publicar al desconocido García Marquez haría cambiar el rumbo de la historia de la literatura hispanoamericana.
Porrúa decide regresar a su país natal en 1977 donde se desempeñó hasta 1992 en la Editorial Edhasa. Ese año fundó la editorial Interzona y en el 2001 vendió Minotauro a Planeta. En noviembre de 2003 en la XVII Feria Internacional del Libro de Guadalajara, México recibió el reconocimiento al Mérito Editorial redondeando así una trayectoria admirable
El señor de los derechos
En la postdata de una carta que Porrúa envió en 1970 a la responsable de derechos de autor de la Editorial Arena hace mención a un libro de culto de los países anglosajones desconocido hasta entonces en nuestro idioma. Se trataba nada menos que de
El Señor de los anillos. El editor español preguntaba en esa carta, sin siquiera haber leído el libro, acerca del estado de los derechos. Nuevamente su olfato lo conducía por el camino correcto. Poco tiempo después entró en contacto con la agencia International Editors y le dijeron que recientemente acababan de recuperar los derechos de la trilogía que habían estado en manos de los Muchnik, familia de editores que anteriormente habían publicado
El Hobbit sin mayor fortuna. Este familia debido a problemas financieros no pudo editar
El Señor de los anillos y finalizado el plazo de tenencia perdieron una oportunidad incomparable. Paco Porrúa ofreció entonces la cifra de 1.500 dólares por los volúmenes y los derechos pasaron a sus manos. Pronto se encontró con una serie de dificultades que lo hicieron llevar a establecer una relación epistolar con Christopher Tolkien, hijo del célebre escritor con quien intercambió observaciones y comentarios sobre la obra. Recién en 1977
El Señor de los anillos vio la luz convirtiéndose en un éxito espectacular. Su promedio de venta antes de la explosión producida por la versión fílmica era de 50.000 ejemplares anuales, cifra que se ha multiplicado varias veces en los últimos tres años.
Alejandro Zuy
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