Podemos recordarlo todo por usted vs. Total Recall
Philip K. Dick vs. Paul Verhoeven
De Podemos recordarlo todo por usted a Total Recall
por José Antonio López
Toda transposición implica dificultades. Aqui presentamos las semejanzas y diferencias entre el film Desafío total / El vengador del Futuro (Total Recall) y el relato breve de Philip K. Dick Podemos recordarlo por usted perfectamente (We Can Remember It for You Wholesale).Como es natural en la conversión de un relato breve en largometraje, el film Desafío total obtiene su planteamiento y parte del nudo de la historia de Philip K. Dick Podemos recordarlo por usted perfectamente, y a partir de determinado punto, evoluciona libremente hasta llegar a un desenlace muy distinto del de su original literario. En primer lugar expondremos las semejanzas y diferencias entre el relato y el film, y más adelante veremos cómo el film desarrolla la historia corta original para rellenar los 110 minutos que componen su metraje. Para que el análisis de la traslación del relato al cine sea comprensible, es conveniente comenzar por una breve sinopsis argumental, al menos de las primeras páginas del relato y los primeros minutos del film.
Planteamiento
Tanto el relato como el film comienzan con un hombre obsesionado por viajar al planeta Marte. Sus posibilidades económicas no le permiten efectuar realmente el viaje, por lo que recurre a los servicios de una empresa que le vende el recuerdo de unas vacaciones a la carta, que el interesado recordará igual que si las hubiera vivido realmente. De entre los distintos tipos de vacaciones que le ofrecen, el hombre elige viajar a Marte, en su imaginación, como agente secreto. Sin embargo, cuando van a implantar ese recuerdo en su cerebro, el sistema falla ya que ese recuerdo ficticio es una realidad: él ha estado con anterioridad en Marte como agente secreto. Los agentes de la organización para la que trabajaba intentan matarle, ya que resulta molesto una vez que ha recordado lo que debería haber olvidado.
Relato y film empiezan con un hombre que sueña con Marte; el hombre del relato sueña despierto con el paisaje marciano en un tono más bien melancólico, siente nostalgia de un lugar que (creemos que) no conoce; el film de Verhoeven prefiere arrancar ya "in media res", con una tensa escena onírica que adelanta muchos elementos del film: el protagonista, Douglas Quaid, aparece vestido con escafandra al lado de una mujer, que aparecerá más adelante en el film, paseando entre las montañas de Marte; de repente, su escafandra se rompe y la ausencia de atmósfera dilata terriblemente sus vasos sanguíneos, que están a punto de reventar cuando Quaid se levanta sudoroso del sueño. Queda claro, ya desde el primer momento, que mientras K. Dick apuesta por un relato introspectivo y relajado, Verhoven quiere construir una película tensa y llena de acción en todo momento. El sueño en el film, además, es premonitorio, ya que anticipa una de las escenas del final.
En el relato literario, la esposa del protagonista rompe la ensoñación matinal de éste con Marte; de forma malhumorada lo incita a desistir de su deseo de ir al planeta rojo. En el film, la esposa, al contrario que la del relato, es en principio cariñosa y pelea de forma amigable con su marido fingiendo celos cuando él le cuenta que ha soñado con otra mujer. No obstante, el film está ya enunciando el triángulo hombre - chica rubia- chica morena que se desarrollará más adelante, y esta pelea fingida de alcoba actúa como preludio de la lucha real que veremos minutos después.
El guión de la película adelanta ya además, en esta primera escena conyugal, el conflicto que tiene lugar en Marte, del cual marido y mujer escuchan noticias en la televisión. Este conflicto, inexistente en el relato, es un elemento muy importante de la adaptación cinematográfica: la explotación de los recursos de Marte la llevan a cabo poderosas empresas que restringen el oxígeno de los habitantes de la colonia, que se defienden mediante actos terroristas: un escenario de lucha violenta por la supervivencia y de conflictos sociales muy propio del cine de Verhoeven.
Tanto en el relato como en la película, Quaid desarrolla un trabajo rutinario que le provoca insatisfacción y le hace fantasear con visitar Marte como válvula de escape de una vida que considera mediocre. Sin embargo, en el film, para adaptar el personaje a las características de la estrella que lo interpreta, Arnold Schwarzenegger, su profesión cambia de funcionario a obrero de la construcción que maneja un martillo neumático, un trabajo más acorde con los músculos del actor. Verhoeven introduce, pues, una escena de trabajo cotidiano en la que Quaid habla con un compañero acerca de la empresa que vende recuerdos falsos; el compañero le advierte que no vaya allí porque un conocido suyo sufrió una lobotomía cuando quiso implantarse recuerdos en su memoria. Este punto es importante porque está adelantando la posibilidad de que el implante de memoria salga mal porque es algo peligroso y delicado. Como vemos, el film ha introducido ya en sus primeros minutos todos los elementos con los que va a jugar más adelante. En el relato no es necesario apuntar la idea del peligro en el implante de memoria, porque no va a ser importante.
Falsos recuerdos
La idea de modificar los recuerdos de una persona es el punto más atractivo de la trama de Lo recordaremos por usted perfectamente, y de Desafío total (cuyo título original era Total recall, donde la palabra recall se refiere a la posibilidad de despertar recuerdos). Esta temática entronca con la imposibilidad de distinguir la realidad de la ficción, algo que si bien no es nada nuevo en la narrativa occidental desde Calderón de la Barca, ha cogido plena actualidad en los últimos años mediante la tecnología cada vez más sofisticada de manipulación de imágenes y vídeos y la creación a través de programas informáticos de universos virtuales. Desafío total abrió este tema para el cine de ciencia-ficción con un enorme éxito, ya que buena parte de las películas posteriores del género versarían sobre personajes que viven en mundos que no son reales o que podrían no ser reales (sólo hay que pensar en títulos como Matrix, Doce monos, Abre los ojos, eXistenZ, y largo etcétera).
No obstante, esta interesante (e inquietante) posibilidad de alterar los recuerdos, aparece como algo cotidiano y como una simple actividad empresarial en Lo recordaremos por usted perfectamente y en su adaptación cinematográfica. El implante de memoria artificial no se realiza en un laboratorio médico sino en una oficina atendida por una secretaria frívola, que se entretiene cambiando el color de sus uñas en el film, y por un gerente con modos propios no de un científico sino más bien de un comercial embaucador, aspecto en el que incide todavía más la película, que habla de las ventajas de los recuerdos falsos frente a las experiencias reales de la vida en un tono propio de una Teletienda.
Pero a nuestro protagonista no sólo le ofrecen la posibilidad de recordar Marte como turista, sino de vivir allí una aventura a la carta; tanto en el relato como en la película escoge sin vacilar ir a Marte como agente secreto. En el film, además, su fantasía marciana se completa con la presencia de una mujer que Quaid puede escoger a su gusto; elige las características de la mujer morena con la que soñó al principio del film. El gerente de la empresa le informa con regocijo de que en su memoria se va a implantar una historia de agente secreto que salva el planeta y que se queda con la chica, anticipando y al mismo tiempo cuestionando la realidad de todo lo que va a ocurrir más tarde en la película.
A continuación, el implante de memoria falla; hay errores al intentar grabar el recuerdo en la mente de Quaid porque el recuerdo es real, Quaid ha estado ya realmente en Marte, y además como agente secreto. Su interés por el planeta rojo y por vivir una vida excitante de intrigas de espionaje en el relato de K. Dick no es una fantasía de un empleado aburrido que quiere crearse otra identidad, sino que es el deseo de un hombre por recuperar su auténtica identidad (casi como en la teoría platónica en la que el alma tenía que recordar su existencia anterior). El film, no obstante, ha colocado, por lo sugerido en la secuencia anterior, un interrogante en la mente del espectador: ¿esto está ocurriendo realmente, o es sólo el comienzo de la fantasía de Quaid, que está soñando que es un agente secreto? Naturalmente, mientras en el relato el personaje recuerda su experiencia real como agente tranquilamente sentado y medio adormecido por la anestesia, en el film reacciona enfrentándose violentamente al equipo médico, para que no olvidemos que estamos en una película de acción y aventuras.
Un relato psicológico frente a una película de acción
Pasado este punto, relato y película empiezan a tomar caminos separados. En uno y en otra los médicos someten al paciente, lo duermen, le devuelven su dinero y desisten de implantarle una memoria falsa. No obstante, en el relato los recuerdos de la experiencia marciana del personaje irán aflorando poco a poco sumiéndole en un estado de confusión casi psicótico; en la película, este recorrido interior del protagonista se exterioriza mediante escenas de acción: Quaid en principio no recuerda nada pero desde que sale de la empresa donde han intentado implantarle los falsos recuerdos empiezan a perseguirle otros agentes que pretenden acabar con su vida. En el relato existen también estos antagonistas, pero no hay un solo tiroteo, solo discusiones entre los cazadores y su presa, y finalmente un acuerdo entre ellos que comentaremos más adelante. El "héroe" de la película empieza a mostrar un comportamiento nada propio de un bueno de Hollywood, puesto que se ve capaz de matar a sus perseguidores sin mayores miramientos.
Sin saber si su experiencia en Marte fue verdadera o no, nuestro hombre vuelve desorientado a casa con su mujer. La esposa en el libro vuelve a mostrarse fría: sólo le dirige reproches, le acusa de estar borracho y decide abandonarle. El hombre se plantea, tal vez fruto de lo que podría ser un delirio paranoide, que la mujer es cómplice de los servicios secretos. En la película, esta escena se resuelve de una forma más típica de los films de espionaje: la mujer intenta matarle cuando llega a casa, es una falsa esposa puesta allí por los malos, y de hecho es la novia del jefe de la agencia de espionaje que quiere matar a Quaid. La película mete en escena, por lo tanto, a un antagonista, un malvado (aunque el bueno en esta historia es un agente secreto que tampoco se anda con contemplaciones a la hora de matar); el relato, más intimista, opta más bien por una lucha del personaje consigo mismo por encima de otras consideraciones.
En el relato y en el film, la agencia de servicios secretos puede controlar a Quaid a través de un transmisor instalado en su cerebro. Mientras en el relato, más psicológico, sus perseguidores tienen acceso a los pensamientos del hombre y pueden comunicarse con él mediante telepatía, en la película lo que vigilan son sus movimientos, solamente tienen su posición física. Así pues, K. Dick tiene un elemento que le permite contar cómo un personaje habla con voces que oye en su cabeza y cómo duda de su propia lucidez mental, algo muy propio de las historias del autor. Verhoeven, por su parte, prefiere llevar a cabo una persecución más acorde con la tradición del género. De este modo, por una parte se está amoldando a los clichés que los espectadores de las superproducciones de Hollywood esperan; por otro lado, cuanto más arquetípicos sean los personajes y las situaciones del film (el bueno, el malo, la chica, las persecuciones, las peleas, la trama de salvar al planeta), más se puede sospechar que el protagonista está viviendo una fantasía formada en su cabeza a partir de estereotipos.
Evolución libre del film
Recordemos que la historia de Philip K. Dick es un relato breve; una vez que el protagonista empieza a dudar acerca de si ha estado realmente en Marte y empieza a ser perseguido por los servicios secretos, llega a un acuerdo con ellos, y se entrega voluntariamente para intentar borrar de forma definitiva sus recuerdos de Marte y dejar de ser alguien peligroso para la organización que quiere su silencio. Volvemos por lo tanto a la sala de implantes de memoria, donde se producirá el sorprendente desenlace del relato.
En la película, una actitud tan razonable, de dialogar, llegar a un acuerdo con sus perseguidores y entregarse, evidentemente no la podemos esperar de Arnold Schwarzenegger. Tampoco estamos ante un film de autor al uso en el que Marte sea solo un recuerdo de un personaje y algo de lo que se habla; si una superproducción de Hollywood habla de Marte, hay que viajar a Marte. Para ello, los guionistas meten en escena a un personaje salido de la nada que ayuda al protagonista, un tópico más de los films de espías. Dicho personaje le pasa una maleta con un video en el que Quaid ve una grabación de sí mismo que le cuenta que "tú eres yo": su verdadero nombre no es Quaid, y para recuperar su identidad debe viajar a Marte, visitar un determinado garito nocturno, y contactar con una chica, algo también muy propio de las películas del género, pero que por otra parte, presentado en una escena donde un personaje habla consigo mismo, supone una complejidad y un rizar el rizo poco habitual, además de exteriorizar que a través de su viaje y su aventura de acción, realmente el protagonista va en busca de sí mismo y de conformar su identidad.
El "toque Verhoeven"
Así pues, la siguiente escena nos muestra a Quaid intentando entrar en Marte disfrazado de mujer. Su disfraz va a ser descubierto, para dar lugar a una nueva secuencia de tiroteos y persecuciones por las escaleras mecánicas de la aduana interplanetaria. En dicha secuencia, se aprecia lo poco convencional y políticamente correcto que es el héroe del film, que no duda en utilizar como escudo para balas el cadáver de un usuario de la escalera mecánica. Esta rudeza del protagonista, no surge desde luego del relato de Philip K. Dick, donde el personaje es más bien apocado y se traumatiza al recordar que en su estancia en Marte como agente secreto fue entrenado para matar a un hombre, unos reparos desconocidos para Arnold Schwarzenegger en el film. Este comportamiento tan poco propio de un héroe de Hollywood probablemente obedece al poco complaciente gusto del director Paul Verhoeven por los antihéroes; el protagonista de Instinto básico, el supuesto bueno de la película, había matado también a personas en circunstancias un tanto ambiguas.
A Verhoeven tampoco le importa demasiado no conseguir el certificado de película apta para todos los públicos –que esta película podría haber obtenido fácilmente eliminando algunas escenas- y prefiere dar rienda suelta a su fascinación por la violencia; eso sí, su estilo visual combina esta grosería y notas de mal gusto con un perfecto montaje y ritmo narrativo, una dirección muy elegante en términos de puesta en escena. De hecho, la atractiva y colorista fotografía del film, que desde luego contrasta con la crudeza de algunas de sus secuencias, supuso una ruptura, por sus tonos cálidos y contrastados, con la estética opresiva y grisácea propia de la ciencia-ficción de los años 80.
Tras esta intempestiva llegada, Quaid busca en Marte a su contacto, que, como nos podíamos imaginar, es la chica morena con la que soñaba en la primera escena del film. El night-club donde va a encontrarse con ella es, en otro detalle muy propio del director, un sórdido burdel donde chicas mutantes venden sus encantos. Verhoeven deja de nuevo su huella plasmando físicamente la opresión a la que son sometidos los lugareños de Marte llenándolos de defectos físicos: el racionamiento de oxígeno al que se ven sometidos provoca la aparición de mutantes, por lo que los bajos fondos marcianos son un circo de freaks.
En este escenario, vemos hablar por fin a la otra chica de la historia, la morena, que abofetea al protagonista y nos hace saber que éste no era un héroe de la resistencia marciana contra la opresión de los que racionan el oxígeno, sino un traidor a sueldo de los opresores. A la ambigüedad de un personaje que no sabe quien es en realidad, se suma la de averiguar que la verdadera personalidad de este hombre ya era en sí ambigua, puesto que se trataba de un agente doble. Esta vuelta de tuerca constituye, sin duda, una inteligente prolongación de la temática planteada por el relato de K. Dick.
Realidad vs. ficción
El siguiente punto de inflexión de la historia es la escena más extraña, compleja e interesante del film, y también la más arriesgada e impropia de una superproducción que pretendía (y consiguió) arrastrar a millones de espectadores a las salas de cine. Aturdido por las revelaciones sobre su pasado y por el rechazo de la mujer morena, sin saber por donde continuar su aventura, Quaid vuelve a su hotel en Marte, donde recibe una sorprendente visita: la de un doctor de la empresa donde se hizo el implante de memoria.
Este nuevo personaje trae noticias sorprendentes: Quaid no está en Marte, está tumbado en el quirófano; su implante no está funcionando bien y se está perdiendo dentro de su propia fantasía. Está viviendo las vacaciones que soñó como agente secreto, con chica morena incluida, pero algo está saliendo mal y la situación se está volviendo fuera de control. Si no vuelve a la realidad, el delirio psicótico en el que está entrando será irreversible. Así pues, tenemos otra vuelta a la empresa de falsos recuerdos; igual que en el relato de Philip K. Dick, la solución que se le ofrece al protagonista es volver a su vida anterior y olvidar todo el episodio marciano (si bien en el relato no se cuestiona que el episodio marciano es real).
Para convencer al muy confundido protagonista de que no está realmente en Marte, su esposa vuelve a aparecer, cariñosa y sumisa como en la primera escena. Que fuera una agente de los servicios secretos que quería matarle sólo formaba parte de la peligrosa fantasía incontrolada en la que está sumido Quaid. ¿Todo esto es cierto o es una estratagema de la agencia de espionaje para capturarle? Desconfiado, Quaid apunta al doctor con una pistola; éste le responde que si le dispara, perderá la última oportunidad de volver a la realidad y se quedará perdido en su fantasía.
Quaid tiene que elegir entre la realidad y la ficción, aunque su situación es distinta a la del personaje del relato: para el hombre del relato, la realidad es su vida anterior en Marte que los servicios secretos quieren que olvide; para poder sobrevivir, elige someterse a una ficción y reprogramar su memoria para borrar esa parte de su vida.
Sin embargo en la película, su vida mediocre como obrero es la realidad, su aventura como agente secreto en Marte es la fantasía (¿o tal vez no? Aunque esta es la explicación más verosímil y la que el director defiende como correcta, el film mantiene hasta el final la ambigüedad y muchos espectadores acabarán de ver la película pensando que, efectivamente, Quaid es un héroe de la resistencia marciana que salva el planeta y que su vida en la Tierra era una ficción creada por los servicios secretos). El protagonista del film se rebela contra una posible vuelta a su vida anterior matando al doctor y continuando con el ritmo anterior de la película; tras este paréntesis casi propio de un film experimental, vuelve la acción y la pantalla se llena de nuevo de esbirros del mal contra los que hay que pelear, incluyendo a la esposa, que vuelve a mostrarse como malvada.
El desenlace: ambigüedad en el film, sorpresa en el relato
K. Dick no juega en su relato con la posibilidad de que todo lo que ocurre posteriormente al implante de memoria sea un delirio del protagonista; en su lugar, el escritor recurre, con ingenio, a una vuelta de tuerca sorprendente para concluir su historia: el hombre acepta someterse a otra sesión de implante de memoria para borrar definitivamente de su cabeza su pasado marciano. Para hacerlo, solicita que se le implante un recuerdo de algo que le obsesiona desde su niñez, de una manera tan fuerte que será capaz de borrar el recuerdo de Marte: que en su infancia entró en contacto con extraterrestres que le prometieron que no invadirían la Tierra mientras él continuara vivo. Cuando van a grabar el recuerdo, de nuevo el sistema falla porque de nuevo ese recuerdo es real: efectivamente, él entró en contacto con extraterrestres, y los servicios secretos no pueden matarlo, en el momento en que lo hagan la Tierra será invadida.
Este desenlace no resultaba adecuado para las intenciones de Paul Verhoeven y de sus guionistas, que como hemos visto eran ofrecer una historia convencional de acción y aventuras, y al mismo tiempo cuestionarse de manera muy posmoderna todo ese relato de acción y aventuras, por lo que el film avanza hacia otros derroteros.
Después de enfrentarse a sus dudas y decidirse por vivir su aventura como agente secreto, Quaid deja de ser un personaje indeciso que simplemente escapaba de los malos y luchaba por su supervivencia, y se involucra en la causa de los revolucionarios que quieren liberar a Marte buscando una reserva de oxígeno que crearía una atmósfera en el planeta y acabaría con los racionamientos y la casi esclavitud en la que viven los mutantes. Ni que decir tiene que él y la chica morena, que le ha perdonado su traición pasada, lo conseguirán tras múltiples peripecias.
La escena final repite el sueño del comienzo del film, en el cual él y ella se ven lanzados al paisaje marciano sin atmósfera, con lo cual la tensión de la sangre, sin el efecto amortiguador de la presión atmosférica, hace estallar los vasos sanguíneos. Justo antes de que los dos perezcan, la reserva de oxígeno que han conseguido liberar crea una atmósfera en Marte; Quaid ha salvado el planeta. Agarrado a su chica, ambos contemplan el sol marciano; su felicidad, no obstante, está menguada en parte por una duda: ¿lo que están contemplando es real o es un producto de la mente de Quaid que sigue enferma en la empresa de implantes de memoria? Un ambiguo fundido se cierne sobre la pantalla y el film concluye.
4. Ficha técnica del film Desafío total
Título original: Total recall
Nacionalidad: EEUU, 1990
Metraje: 109 minutos
Productora: Carolco Pictures, para TriStar Pictures.
Formato: Technicolor
Guión: Ronald Shusett, Dan O’Bannon y Gary Goldman, a partir de un argumento de Ronald Shusett, Dan O’Bannon y Jon Povill, basado en el relato Podemos recordarlo por usted perfectamente de Philip K. Dick.
Productores: Buzz Feitshans y Ronald Shusett.
Fotografía: Jost Vacano.
Música: Jerry Goldsmith.
Intérpretes: Arnold Schwarzenegger (Douglas Quaid), Rachel Ticotin (Melina), Sharon Stone (Lori Quaid), Ronny Cox (Vilos Cohaagen), Michael Ironside (Richter), Marshall Bell (George/Quato), Mel Johnson Jr. (Benny)
5. Bibliografía:
Fernández Valentí, Tomás. "Paul Verhoeven: carne y sangre". Glénat, 2001.
Gimferrer, Pere. "Cine y literatura". Planeta. Barcelona, 1986.
Gutiérrez Carbajo, Francisco. "Literatura y cine". UNED, 2001.
Hernández Les, Juan A. "Cine e literatura: a especificidade da imaxe visual". Centro galego de artes da imaxe, 1993.
Herranz, Pablo. "Rumbo al infinito: las 50 películas fundamentales del cine de ciencia-ficción". Midons, 1998.
Varios autores. "Los mejores relatos de ciencia-ficción". Alfaguara, 1998.
Comments
Re: Podemos recordarlo todo por usted vs. Total Recall
obra maestra sin duda,practicamente de lo mejor que ha hecho paul verhooven.