Adán y Eva y el Paraíso Perdido - El LU VS JJ Benítez
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Adán y Eva y el Paraíso Perdido - El LU VS JJ Benítez
Antes de iniciar el relato de Adán y Eva y del Paraíso perdido como les había prometido, me gustaría acercarles algunos datos lo que hacen al tema y que considero interesantes para ubicarnos un poco mejor en el.
Parece ser que hace ya muchos años atrás, un profesor de ciencias naturales y allá en el tiempo en donde no se permitía en Estados Unidos enseñar en las escuelas otras cosas que no fueran las que oficialmente se tenían como ciertas y que provenían fundamentalmente del contexto religioso, se atrevió a decir que la tierra no había sido creada en siete días y que el hombre siguiendo la doctrina de Darwin descendía eventualmente del mono.
Esto causo un tremendo revuelo en esa época, al punto de que el pobre maestro de secundaria fue separado de su cargo y privado de su derecho a trabajar por esparcir creencias blasfemas y doctrinas materialistas.
Por ese entonces, un ilustre desconocido acepto tomar su defensa, nadie sospechaba que tal abogado llegaría a ser uno de los Presidentes mas honestos y queridos de los Estados Unidos. En fin vueltas de la vida, pero lo cierto es que la defensa emprendida fue extraordinaria y fuente de una gran inspiración para muchos seres humanos puesto que a raíz de ella se incorporo en las escuelas laicas las ciencias naturales como parte del plan educativo dentro de los Estados Unidos y luego en el mundo entero.
Lo impresionante del alegato de este magnifico abogado y posterior Presidente de Estados Unidos, fue el análisis que sobre Adán y Eva realizo en la misma Biblia y que a la sazón tiro por tierra las argumentaciones por las cuales el pobre y dedicado profesor había sido suspendido de su cargo.
Este demostró sin lugar a dudas que muchas partes de la Biblia representaban simbolismos y que como tal no podían ser tomadas textualmente por lo que nos regalo con este singular argumento.
Cuando Caín mata Abel, dice la Biblia que huyo de la presencia de Dios y de sus familiares, alejándose hacia las tierras de Nod donde se caso con una mujer Noadita – Preguntando entonces este brillante abogado al Jurado ¿Cómo es que siendo Adán y Eva los padres de la humanidad y Caín y Abel sus únicos hijos conocidos – Caín se fuera a las tierras de Nod y se caso con una mujer Noadita? – ¿Habían pues otros seres humanos? ¿Fueron o no fueron los Padres de la Humanidad?
Esto y la sumatoria de las edades de los Patriarcas las que apenas llegaban a los 4 mil y pico de años contra los recientes estudios de la edad de la tierra suministrados por el método del carbono 14, convencieron al jurado que no todo lo que reluce es oro y que bien podrían estar condenando la evolución del conocimiento del hombre basándose únicamente en creencias siegas y sin el conocimiento apropiado.
Como verán esta es una anécdota interesante y sorprendente, pero es cierta y si recurren al Biblia encontraran que estos esta escrito, pero entonces cabe la pregunta del millón ¿Existió Adán y Eva?, ¿Quiénes fueron?, ¿Es cierta la Historia de Caín y Abel? Todas preguntas que no tienen respuesta en la Biblia pero que si encontrar y en detalle en el Libro de Urantia y pueden quedarse tranquilos si es cierta y efectivamente existieron y he aquí su historia.
http://www.urantia.org/spanish/es_docs/doc073.html
El Jardín del Edén.
Para situarnos un poco en el momento, debemos aclarar que la rebelión Luciferia había estallado hacia varios miles de años, el regente espiritual de nuestro planeta Caligastia se había sumado a la rebelión y por lo tanto nuestro mundo se encontraba en cuarentena (Es decir se habían cortado todos los lazos físicos y espirituales con el universo a fin de evitar que la rebelión Luciferina saliera de nuestro sistema ).
Nota:
Para los que recién llegan a mis escritos les recomiendo leer la Rebelión Luciferina (Un artículo que publique hace ya hace algunos meses en el foro).
Hubo un momento en la historia planetaria, hace casi cuarenta mil años, cuando advirtieron los Portadores de Vida en servicio que desde un punto de vista puramente biológico se acercaba al ápice el desarrollo progresivo de las razas de Urantia (La Tierra).
Coincidiendo con esta opinión, los síndicos Melquisedek acordaron prontamente unirse a los Portadores de Vida respecto a una petición a los Altísimos de Edentia (La ciudad capital y espiritual de nuestro universo) solicitando que Urantia (La Tierra) se sometiera a inspección con miras a la autorización del envío de elevadores biológicos, un Hijo y una Hija Material (Es decir Un Adán y una Eva).
Noten que los Adanes son una raza de seres materiales (Acaballada entre la naturaleza espiritual y material) que tenían la función de elevar biológica y espiritualmente a las razas autóctonas de cada mundo a los que eran enviados – PRIMER GRAN SECRETO.
Un poco menos de cien años después de esta inspección, Adán y Eva, un Hijo y una Hija Material del sistema local, llegaron y emprendieron la difícil tarea de intentar desenmarañar los asuntos confusos de un planeta que se había atrasado por la rebelión y que, en virtud de una proscripción, había quedado en aislamiento espiritual.
En un planeta ordinario, la llegada del Hijo Material, generalmente, anunciaría el acercamiento de una gran edad de invención, progreso material y esclarecimiento intelectual. La era posterior a Adán constituye la gran edad científica en la mayoría de los mundos, mas éste no era el caso en Urantia (La tierra). Aunque el planeta estaba poblado de razas físicamente aptas, las tribus languidecían en el abismo del salvajismo y estancamiento moral.
Los noditas fueron los descendientes de los miembros rebeldes del séquito del Príncipe, derivando su nombre de su primer jefe, Nod, antiguo presidente de la comisión dalamatiana de la industria y el comercio. Los amadonitas fueron los descendientes de aquellos andonitas que optaron por mantenerse leales a Van y Amadón. «Amadonita» es más bien una denominación cultural y religiosa que un término racial; desde el punto de vista racial, los amadonitas eran esencialmente andonitas. «Nodita» es tanto un término cultural como racial, pues los noditas mismos constituyeron la octava raza de Urantia (La tierra).
Su Ubicación:
La comisión de emplazamiento. Rindió informe favorable respecto a tres posibles emplazamientos: El primero fue una isla en el Golfo Pérsico; el segundo, la ubicación del río que, posteriormente, fue ocupada por el segundo jardín; el tercero, una península larga y angosta —casi una isla— que se proyectaba hacia el oeste desde las riberas orientales del Mar Mediterráneo.
La comisión, casi por unanimidad, respaldó la tercera selección. Se optó por este sitio, y se tardó dos años en trasladar la sede mundial de la cultura, incluyendo el árbol de la vida, a esta península mediterránea. Con excepción de un solo grupo, todos los que habitaban la península se marcharon pacíficamente cuando llegaron Van y su compañía.
El sitio elegido para el Jardín era probablemente el paraje más bello del mundo entero, en su género, y el clima entonces era ideal. En ninguna otra parte existía un lugar que pudiera haberse prestado tan perfectamente para convertirse en tal paraíso de expresión botánica. En este lugar de reunión, se congregaba la crema y nata de la civilización de Urantia. Más allá de sus confines, el mundo estaba sumido en la oscuridad, la ignorancia y el salvajismo. Edén era el único punto risueño en Urantia; era naturalmente un sueño de belleza, y no tardó en convertirse en un poema de exquisita y perfeccionada gloria paisajística.
El Árbol de la Vida:
En el centro del templo del Jardín Van plantó el tanto tiempo custodiado árbol de la vida, cuyas hojas eran para la «sanidad de las naciones», y cuyo fruto, lo había sustentado tanto tiempo en la tierra. Bien sabía Van que Adán y Eva también dependerían de este regalo de Edentia para su sustento vital una vez aparecidos en Urantia en forma material.
En las capitales de los sistemas los Hijos Materiales no requieren del árbol de la vida para sustento. Únicamente en la repersonalización planetaria dependen de este auxiliar para la inmortalidad física.
El «árbol de la ciencia del bien y del mal» puede ser una expresión de sentido figurado, una designación simbólica que abarca una multitud de experiencias humanas; en cambio, el «árbol de la vida» no fue mito; fue real y durante mucho tiempo existió en Urantia. Cuando los Altísimos de Edentia aprobaron el nombramiento de Caligastia como Príncipe Planetario de Urantia y a aquellos de los cien ciudadanos de Jerusem como su equipo administrativo, enviaron al planeta, con los Melquisedek, un arbusto de Edentia, y esta planta creció en Urantia convirtiéndose en el árbol de la vida. Esta forma de vida no inteligente es oriunda de las esferas de las sedes centrales de las constelaciones, dándose también en los mundos sedes centrales de los universos locales y superuniversos así como en las esferas de Havona, pero no en las capitales de los sistemas.
Esta superplanta almacena ciertas energías espaciales que sirven de antídoto contra los elementos que producen la vejez en la existencia animal. El fruto del árbol de la vida se parecía a una batería de almacenamiento superquímico que, al ser comido, liberaba misteriosamente una fuerza del universo que prolongaba la vida. A los seres evolucionarios ordinarios de Urantia, esta forma de sustento no les servía de nada; pero sí les sirvió concretamente a los cien miembros materializados del séquito de Caligastia y a los cien andonitas modificados quienes habían contribuido su plasma vital al séquito del Príncipe, y a quienes, en restitución, se les dio aquel complemento de la vida que hizo posible que utilizaran el fruto del árbol de la vida para prolongar por tiempo indefinido su existencia que, de lo contrario, sería mortal.
El destino del Edén.
Al descarriarse los planes del Hijo Material, a Adán y su familia no se les permitió llevarse el núcleo del árbol del Jardín. Cuando los noditas invadieron a Edén, se les dijo que se harían como «dioses si comían el fruto del árbol». Para gran sorpresa suya, lo hallaron sin custodia. Durante años comieron libremente el fruto, mas no les surtió ningún efecto; todos eran mortales materiales del reino; carecían de la dotación que hacía de complemento del fruto del árbol. Se enfurecieron con su incapacidad de beneficiarse del árbol de la vida, y en relación con una guerra interna suya, incendiaron tanto el templo como el árbol dejando a ambos destruidos; sólo quedó de pie la muralla de piedra hasta que se sumergió posteriormente el Jardín. Éste fue el segundo templo del Padre que pereció.
Después de que Adán se marchó del primer jardín, éste fue ocupado por variedad de Noditas, Cutitas y Suntitas. Más tarde se convirtió en el lugar de residencia de los Noditas del norte que se opusieron a cooperar con los Adanitas. Después de marcharse Adán del Jardín, la península estuvo más de cuatro mil años infestada con estos noditas de baja categoría, entonces, se sumergió hasta el fondo oriental del Mar Mediterráneo, llevando consigo bajo las aguas toda la península de Edén; esta acción estuvo relacionada con la actividad violenta de los volcanes circundantes y la inmersión del puente terrestre entre Sicilia y África. Coincidiendo con esta vasta inmersión, se elevó grandemente el litoral del Mediterráneo oriental. Y éste fue el final de la creación natural más bella que jamás haya albergado la Tierra (Urantia). La inmersión no fue repentina, sino que necesitó varios cientos de años para que toda la península se sumergiera completamente.
De ninguna manera podemos considerar esta desaparición del Jardín como resultado del malogro de los planes divinos o como resultado de los errores de Adán y Eva. No consideramos que la inmersión de Edén sea otra cosa que un acontecimiento natural, pero sí nos parece que el hundimiento del Jardín se programó para producirse justamente en los alrededores de la fecha en que se hubieran acumulado suficientes reservas de la raza violeta para poder emprender la labor de rehabilitar los pueblos del mundo.
Los Melquisedek aconsejaron a Adán que no iniciara el programa de elevación y mezcla de las razas hasta que su familia alcanzara el medio millón. Nunca se pretendió que el Jardín fuera la residencia permanente de los adanitas. Habrían de convertirse en emisarios de una nueva vida para el mundo entero; habrían de movilizarse para la donación altruista a las razas necesitadas de la tierra.
Las instrucciones dadas por los Melquisedek a Adán, implicaron que habría de establecer sedes raciales, continentales y divisionales que estarían a cargo de sus hijos inmediatos, en tanto que él y Eva habrían de repartir su tiempo entre estas distintas capitales mundiales en carácter de asesores y coordinadores del ministerio mundial de la elevación biológica, el progreso intelectual y la rehabilitación moral.
http://www.urantia.org/spanish/es_docs/doc074.html
Adán y Eva
Arribaron Adán y Eva a Urantia, contando hacia atrás desde el año 1934, hace 37.848 años. Llegaron, cuando el Jardín estaba en plena flor. Hacia el mediodía y sin previo aviso, se posaron suavemente sobre la superficie del planeta giratorio en las inmediaciones del templo del Padre Universal los dos transportes seráficos, acompañados por el personal de Jerusem encargado de trasladar a los bioelevadores a Urantia. Se llevó a efecto toda la labor de la re-materialización de los cuerpos de Adán y Eva dentro del recinto de esta capilla recién creada. Transcurrieron diez días desde el momento de su llegada hasta que se volvieron a crear en forma humana dual para presentarse como los nuevos soberanos del mundo. Volvieron en sí simultáneamente. Siempre los Hijos e Hijas Materiales prestan servicio juntos. La esencia de su servicio estriba en no estar separados en ningún momento y en ninguna parte. Se concibieron para actuar en parejas; rara vez funcionan solos.
El Adán y la Eva del planeta de Urantia (La tierra) formaron parte del cuerpo decano de Hijos Materiales en Jerusem; a los dos se les había asignado el mismo número 14.311. Pertenecían a la tercera serie física y medían alrededor de dos metros y medio.
Al ser Adán seleccionado para venir a la tierra, prestaba servicio, con su pareja, en los laboratorios de física de pruebas y ensayos de Jerusem. Llevaban más de quince mil años de directores de la división de aplicación de la energía experimental a la modificación de las formas vivientes. Mucho tiempo antes de esto habían sido maestros en las escuelas de ciudadanía para los recién llegados a Jerusem. Se debe tener presente todo lo anterior en relación con la narración de su conducta subsiguiente en Urantia.
Cuando se emitió la proclamación que pedía voluntarios para la misión de aventura adánica en la Tierra (Urantia), se ofreció todo el cuerpo principal de Hijos e Hijas Materiales sin excepción. Los examinadores Melquisedek, con la anuencia de Lanaforge y los Altísimos de Edentia, finalmente seleccionaron a Adán y Eva quienes, posteriormente, llegaron a funcionar como los elevadores biológicos en Urantia.
Adán y Eva habían quedado leales a Micael durante la rebelión de Lucifer; no obstante, a la pareja, se la emplazó para comparecer ante el Soberano del Sistema y su gabinete entero para interrogarla e instruirla. Se hizo una presentación completa y detallada de los asuntos de Urantia; se les instruyó minuciosamente acerca de las directrices a seguir al aceptar las responsabilidades del reinado en un mundo tan trastornado por conflictos. Se les tomó en conjunto juramentos de lealtad a los Altísimos de Edentia y a Micael de Salvington (Jesús). Se les dio debido aviso para que se consideraran supeditados al cuerpo de síndicos Melquisedek de Urantia hasta tanto dicho órgano directivo estimara conveniente renunciar al mando del mundo al cual se le había adscrito.
Esta pareja jerusemita dejó atrás en la capital de Satania y en otras partes, a cien descendientes (cincuenta hijos y cincuenta hijas) magníficas criaturas que habían salvado los escollos de la progresión y que, en el momento de la partida de sus padres para la Tierra (Urantia), estaban todos en comisión, como fieles gestores, disfrutando de la confianza de un universo.
Todos estaban presentes en el bello templo de los Hijos Materiales para los actos de despedida relacionados con las últimas ceremonias de aceptación del autootorgamiento. Estos hijos acompañaron a sus padres a la sede de la desmaterialización de su orden y fueron los últimos en despedirse de ellos y desearles éxito divino al dormirse en el lapso de conciencia de la personalidad que precede a la preparación del transporte seráfico.
Los hijos pasaron un tiempo juntos regocijándose en la reunión familiar porque sus padres pronto habían de convertirse en las cabezas visibles, en realidad los gobernantes exclusivos, del planeta número 606 del sistema de Satania.
La llegada de Adán y Eva:
Durmieron Adán y Eva en Jerusem, y despertaron en el templo del Padre en la Tierra (Urantia) en presencia de la imponente multitud reunida para recibirlos, se encontraron frente a dos seres de los que mucho habían oído hablar: Van y su fiel asociado Amadón. Fueron estos dos héroes de la secesión de Caligastia los primeros en darles la bienvenida en su nueva residencia jardín.
Poco después de despertarse, Adán y Eva fueron escoltados al recibimiento formal en el gran promontorio al norte del templo. Se había abultado y aprestado este montículo natural para la instalación de los nuevos gobernantes del mundo. Aquí, a mediodía, la comisión urantiana de recepción acogió a este Hijo e Hija del sistema de Satania.
Amadón era el presidente de esta comisión, que estaba compuesta de doce miembros que englobaba un representante de cada una de las seis razas sangik; el jefe interino de los seres intermedios; Annán, una hija leal y vocera de los Noditas; Noé, el hijo del arquitecto y constructor del Jardín y ejecutor de los proyectos de su padre difunto; y los dos Portadores de Vida residentes.
Nota:
Se hace necesario hacer unas aclaraciones ya que de no hacerlo el lector podría perder algunas datos muy interesantes. Como ya dije con anterioridad la raza humana proviene de una pareja pre – humana Andón y Fontas, simios hermanos gemelos que perdieron por una deformación genética un cromosoma y de allí deriva la raza Andonita.
Al tomar su primera decisión moral Andón y Fontas es decir “Al abandonar a sus parientes simiescos y prohibir a sus hijos el mestizaje con sus hermanos inferiores”, fueron inscriptos en el libro de la vida y recibieron su monitor de conciencia, el regalo divino de la presencia de Dios, fueron por tanto hijos verdaderos de Dios.
Usualmente cada planeta dotado de vida, recibe la presencia de elevadores genéticos, estos aparecen en distintas familias y son llamados Sangik, sin embargo en la tierra y por ser este un planeta decimal (un planeta en donde se prueban nuevos tipos de vidas y experiencias) la raza Sangik apareció en una misma familia.
Estos elevadores genéticos dieron origen a las razas de color, no mencionare su historia, la que merece un capitulo aparte y allí podrán leerla en el Libro de Urantia, solo mencionare que cada una de ella tenia la función de mejorar por intermedio del mestizaje a la raza final, a la combinación de todos los colores y capacidades (La raza Blanca).
Seis fueron las parejas de color, Índigo o Negro, Naranja, Azul, Verde, Roja y Amarilla. Algunas de ellas casi desaparecieron por las largas luchas intestinas como la raza roja en manos de los Europeos en el continente Americano, o como la raza Naranja oriunda de la zona de Tiaguanaco y la isla de Pascua, que desaparecieron por terribles guerras que sostuvieron entre ellos.
Otras sobrevivieron como la raza Amarilla y la raza Índiga que se separaron y mantuvieron su pureza original por millones de años escapando a la evolución programada, mientras que hoy en día algunas ya no poseen representantes puros, como ocurre con la raza semita que deriva de las razas verde y azul.
La ultima Raza y quizás una de la mas importante que debo mencionar por su importancia y por el gran aporte genético que significo para toda la humanidad, fue la derivada del mismo Adán y de Eva, la raza Adanita o raza violeta, el regalo material de Dios a nuestro mundo.
Para terminar, es interesante destacar que los seres intermedios son los denominados medianes y son nombrados por JJ Benítez en su libro “La rebelión Luciferina”. El jefe median insurrecto (aliado a Lucifer y Caligastia) es ABC el primero y conocido con el nombre de Belcebú.
Tienen origen en la unión entre las pareja del cuerpo Administrativo que regia nuestro mundo como ayudantes del príncipe planetario Caligastia y que era conocido por el nombre de los 100 Caligastianos. Eventualmente los 100 caligastianos dieron a luz a estos seres extraordinarios, acaballados entre la naturaleza material y espiritual.
Sus dotes han prestado invalorables servicios a sus hermanos humanos y a Jesús mismo durante su permanencia en la tierra y aunque más de 50.000 se aliaron al insurrecto siguiendo a su jefe Belcebú, muchos permanecieron leales a Jesús.
Entre sus particularidades puede decirse que son invisibles a nuestros ojos aunque pueden dejarse ver si así lo quieren, también pueden tocarnos o sujetarnos y atravesar las paredes sin que nada los detenga, pues en realidad no se encuentras sujetos a las leyes materiales.
Adán y Eva comienzan a enterarse del problema de su mundo:
Ahora, tras su instalación formal, y con gran pesar, Adán y Eva tomaron conciencia del aislamiento del planeta. Calladas estaban las transmisiones conocidas y ausentes estaban todos los circuitos de comunicación extra planetaria. Sus semejantes Jerusemitas se habían ido a mundos que marchaban bien, con un Príncipe Planetario bien establecido y un séquito de personal experto dispuesto a recibirlos y capaz de cooperar con ellos durante su primera experiencia en estos mundos.
En la Tierra (Urantia), sin embargo, lo había cambiado todo la rebelión. Aquí se hacía sentir mucho la presencia del Príncipe Planetario y, aunque se le había despojado de la mayor parte de su poder para hacer el mal, a Adán y Eva aún les podía dificultar la labor y, hasta cierto punto, hacérsela peligrosa.
Fue Adansón el primogénito de la raza violeta, y fue seguido por su hermana y Evasón, el segundo hijo de Adán y Eva. Eva engendró a cinco hijos antes de marcharse los Melquisedek tres hijos y dos hijas. Los dos siguientes fueron gemelos.
Alumbró a sesenta y tres vástagos, treinta y dos hijas y treinta y un hijos, antes de la falta. Cuando Adán y Eva dejaron el Jardín, su familia consistía en cuatro generaciones que ascendían a 1.647 descendientes de pura cepa.
Tuvieron cuarenta y dos hijos después de abandonar el Jardín además de dos descendientes de procreación mixta con la raza mortal de la tierra. Lo anterior no comprende la descendencia de Adán con las razas Nodita y evolucionarías.
La Falta de Adán y Eva
Tras un esfuerzo de más de cien años en Urantia, no vio Adán sino pocos progresos fuera del Jardín; no parecía que el mundo, en general, estuviese mejorando notablemente. Tenía visos de estar muy lejos la consecución del mejoramiento de las razas, y parecía la situación lo bastante desesperada como para exigir un remedio que no estuviera contemplado en los designios originales. Al menos, eso pasó a menudo por la mente de Adán y muchas veces se lo expresó a Eva. Adán y su consorte eran leales, pero estaban aislados de sus prójimos y estaban dolorosamente afligidos por la lamentable condición de su mundo.
Adán y Eva se encontraban en una esfera totalmente carente de preparación para la proclamación de la hermandad del hombre, un mundo que andaba a tientas en total oscuridad espiritual y afligido con una confusión exacerbada por la malograda misión de la administración anterior.
Estaban las mentes y morales a un nivel bajo, y en vez de entablar la tarea de efectuar la unión religiosa, habrían de comenzar de nuevo la labor de convertir a los habitantes a las formas más sencillas de creencias religiosas. En lugar de encontrarse con una sola lengua adoptable, estaban enfrentados con la confusión mundial de cientos y cientos de dialectos locales.
Jamás a ningún Adán del servicio planetario le había tocado un mundo más difícil; parecían los obstáculos insuperables y los problemas, fuera del alcance de las posibilidades de solución de un ser creado.
Estaban aislados, y el tremendo sentimiento de soledad que los agobiaba fue aumentado más aún por la partida temprana de los síndicos Melquisedek. No podían comunicarse sino indirectamente, mediante las órdenes angélicas, con entes ajenos al planeta. Poco a poco se les enervaba la valentía, se les iban cayendo los ánimos por los suelos, y a veces, casi les fallaba la fe.
Las Intrigas de Caligastia:
Caligastia hizo frecuentes visitas al Jardín y sostuvo muchas conversaciones con Adán y Eva, pero éstos se mostraban inquebrantables ante sus propuestas de componenda y de atajos azarosos. Ante ellos desfilaban suficientes resultados de la rebelión como para producirles una efectiva inmunidad contra toda propuesta e insinuación de esta índole.
Tampoco en la prole joven de Adán lograron influir las proposiciones de Daligastia (el lugarteniente de Caligastia – 2do al mando). Y desde luego, no tenían Caligastia ni su asociado el poder para influir en ningún individuo contra la voluntad de éste, y tanto menos para persuadir a los hijos de Adán a obrar mal.
Conviene tener presente que Caligastia aún era el Príncipe Planetario titular de Urantia, y si bien se había descaminado, no dejaba de ser un Hijo superior del universo local. No llegó a ser depuesto hasta los tiempos de Cristo Micael en Urantia.
Pero el Príncipe caído fue persistente y decidido. Pronto renunció a la labor de persuadir a Adán y, astutamente decidió intentar atacar indirectamente a Eva. Llegó a la conclusión el maligno de que la única esperanza para triunfar estribaba en el hábil aprovechamiento de personas idóneas que pertenecían al estrato superior del grupo Nodita, los descendientes de los asociados de su antiguo séquito corpóreo. Así, pues, se urdieron los ardides para engañar a la madre de la raza violeta.
Eva nunca tuvo la intención de hacer cualquier cosa que fuera contra los planes de Adán, ni poner en peligro su cargo de confianza planetaria. Conscientes de la tendencia de la mujer a buscar resultados inmediatos más bien que planear a largo plazo para obtener efectos posteriores, los Melquisedek, antes de partir, se habían esmerado en instruir a Eva acerca de los peligros específicos que rodeaban su situación aislada en el planeta y le habían advertido en particular que nunca se alejara de la vera de su consorte, es decir, que no probara métodos personales ni secretos de fomentar sus empresas mutuas.
Eva había cumplido escrupulosamente con estas instrucciones durante más de cien años, y no se le ocurrió que acarrearan ningún peligro las visitas cada vez más íntimas y confidenciales que disfrutaba con cierto dirigente Nodita llamado Serapatatia. Aconteció todo el asunto de forma tan gradual y natural que la tomó desprevenida.
La tentación de Eva:
Acababa de terminar Adán sus primeros cien años en la tierra cuando Serapatatia, a la muerte de su padre, asumió el mando de la confederación occidental o siria de las tribus noditas. La piel de Serapatatia tenía un tono pardo y era un genial descendiente brillante del antiguo jefe de la comisión sanitaria de Dalamatia que se había casado con un magistral cerebro femenino de la raza azul de aquellos distantes días. A través de las edades esta línea familiar había mantenido autoridad y ejercido gran influencia entre las tribus noditas del oeste.
Serapatatia había hecho varias visitas al Jardín y le había producido profunda impresión la justicia de la causa de Adán. Al poco de asumir el mando de los Noditas sirios, dio a conocer su intención de establecer una afiliación con la obra de Adán y Eva en el Jardín.
La mayoría de su gente se unió a él en este programa, y le animó a Adán la noticia de que había cambiado de opinión casi por completo la más poderosa e inteligente de todas las tribus vecinas a favor del programa de mejoramiento del mundo; fue indiscutiblemente alentador. Y poco tiempo después de este gran acontecimiento, Serapatatia y su nuevo séquito fueron recibidos de comensales en casa de Adán y Eva.
Llegó a figurar Serapatatia entre los más capaces y eficientes de todos los lugartenientes de Adán. Era enteramente honrado y totalmente sincero en todas sus actividades; nunca se percató, ni posteriormente, de que lo estuviera explotando como instrumento circunstancial el taimado Caligastia.
Sostuvo él muchas conversaciones con Adán y Eva —sobre todo con Eva— y trataron de muchos proyectos para mejorar sus procedimientos. Un día, durante una charla con Eva, se le ocurrió a Serapatatia que, mientras aguardaban el advenimiento de grandes cantidades de la raza violeta, sería muy beneficioso si, entre tanto, se pudiera hacer algo para el progreso de las menesterosas tribus expectantes.
Serapatatia alegó que, si los noditas, en su calidad de raza más progresiva y cooperativa, pudieran contar con un dirigente con origen parcial en la raza violeta, constituiría un fuerte vínculo que uniría estos pueblos más estrechamente al Jardín. Juiciosa y honestamente, se consideró que todo lo antedicho beneficiaría al mundo, ya que este hijo, que habría de ser criado y educado en el Jardín, ejercería gran influencia benéfica sobre el pueblo de su padre.
Conviene nuevamente hacer hincapié en que Serapatatia fue totalmente honesto y completamente sincero en todo lo que proponía. Jamás sospechó que estaba en el juego de Caligastia y Daligastia. Serapatatia era totalmente leal al designio de formar una fuerte reserva de la raza violeta antes de intentar el mejoramiento mundial de los confundidos pueblos de Urantia.
Pero hacían falta cientos de años para consumarse, y él era impaciente; quería apreciar resultados inmediatos algunos durante su propia vida. A Eva le hizo patente que Adán a menudo se desanimaba por lo poco que se había logrado en cuanto al mejoramiento del mundo. En secreto se fueron desarrollando estos proyectos durante más de cinco años.
Finalmente evolucionaron hasta tal punto que Eva consintió en sostener una conversación secreta con Cano, la mente más brillante y jefe más activo de la colonia cercana de Noditas amistosos. Cano simpatizaba mucho con el régimen adánico; de hecho, era el sincero dirigente religioso de los noditas vecinos que estaban a favor de relaciones amistosas con el Jardín.
Se produjo el encuentro fatídico durante las horas crepusculares de una tarde otoñal, cerca de la casa de Adán. Eva no había conocido nunca al hermoso y entusiasta Cano que era en efecto un magnífico espécimen de la supervivencia del físico superior e intelecto destacado de sus remotos progenitores del séquito del Príncipe.
Cano también creía sinceramente en la justicia del proyecto de Serapatatia. (La poligamia se solía practicar fuera del Jardín.) Influida por los halagos, el entusiasmo y gran persuasión personal, Eva accedió en el acto a embarcarse en la empresa mucho discutida, a agregar su propio plan de salvación del mundo al designio divino más grande y trascendental. Antes de llegar a hacerse cargo de lo que acontecía, ya había dado el paso fatal. Ya estaba hecho.
La comprensión de la Falta:
La vida celestial del planeta estaba en estado de agitación. Reconoció Adán que las cosas marchaban mal, y le pidió a Eva que se apartara con él en el Jardín. En este momento, por primera vez, Adán oyó la historia entera del proyecto, que se venía desarrollando durante mucho tiempo, para acelerar el mejoramiento del mundo procediendo por dos direcciones a la vez: la continuación del designio divino a la par que la ejecución de la iniciativa de Serapatatia.
En tanto que el Hijo e Hija Material conversaban al respecto en el Jardín alumbrado por la luna, «la voz en el Jardín» les reprochó la desobediencia. Fue aquella voz ni más ni menos que la mía (Habla el Serafin Solonia – El narrador de estos eventos de la vida de Adán y Eva) anunciando a la pareja edénica que había transgredido el pacto del Jardín; habían desobedecido las instrucciones de los Melquisedek; que había faltado en la ejecución de su juramento de lealtad al soberano del universo.
Eva había accedido a participar en la práctica del bien y el mal. El bien es la ejecución del designio divino; el pecado es una trasgresión deliberada de la voluntad divina; el mal es la mala adaptación de los designios y el mal ajuste de las técnicas que resultan en la discordia universal y la confusión planetaria.
Cada vez que la pareja del Jardín había tomado del fruto del árbol de la vida, les había advertido el arcángel custodio que se abstuvieran de sucumbir a las sugerencias de Caligastia en el sentido de combinar el bien y el mal. Se les había amonestado con lo siguiente: «El día que mezcléis el bien y el mal, indudablemente os convertiréis en mortales del reino; seguramente moriréis».
En la fatal ocasión de su reunión secreta Eva le había contado a Cano esta advertencia que se le había repetido una y otra vez; pero Cano, desconociendo la importancia y significado de estas amonestaciones, le había asegurado que no podrían obrar mal los hombres y mujeres con buenos motivos y legítimas intenciones; que ella indudablemente no moriría sino que renacería en la persona de su prole, quien llegaría a ser hombre para bendecir y estabilizar el mundo.
Si bien se había concebido y ejecutado este proyecto para modificar el designio divino con entera sinceridad y sin nada más que sublimes motivos respecto del bienestar del mundo, constituyó un acto del mal porque representaba el camino errado para lograr fines justos, porque se desvió del camino acertado, el designio divino.
Las repercusiones de la falta:
La desilusión de Eva fue verdaderamente patética. Adán discernió todo el trance; y aunque estaba acongojado y abatido, no abrigaba sino compasión y lástima por su consorte descarriada.
Al día siguiente del mal paso de Eva y en la desesperación del fracaso, Adán buscó a Laotta, la brillante Nodita encargada de las escuelas del oeste del Jardín, y con premeditación cometió el mismo desatino que Eva. Pero no malentendáis. Adán no se engañó; bien sabía qué hacía; optó adrede por compartir el mismo destino que Eva. Amaba a su consorte con afecto super mortal, y no soportaba la posibilidad de una vigilia solitaria en la tierra (Urantia) sin ella.
Los habitantes enfurecidos del Jardín al enterarse de lo que le había pasado a Eva, se volvieron indómitos; declararon la guerra contra el cercano pueblo nodita. Salieron en tropeles por las puertas de Edén y se abalanzaron sobre esta gente desprevenida, aniquilándola totalmente no se salvó ni un hombre, ni una mujer, ni un niño. También pereció Cano, el padre del nonato Caín.
Al darse cuenta de lo que había sucedido, Serapatatia quedó agobiado de consternación y transido de temor y remordimientos. Al día siguiente se ahogó a sí mismo en el gran río.
Los hijos inocentes, a menudo, comparten las consecuencias de los desatinos de sus padres descarriados. Los probos y nobles hijos e hijas de Adán y Eva se sintieron abrumados por la inexplicable pesadumbre de la inimaginable tragedia que, tan repentina e implacablemente, había recaído sobre ellos.
Tardaron cincuenta años los hijos mayores en restablecerse del pesar y la congoja de aquellos días trágicos, sobre todo del terror de aquel período de treinta días durante los cuales se ausentó su padre mientras que su madre aturdida ignoraba totalmente su paradero o destino.
Aquellos mismos treinta días a Eva, igualmente, le resultaron años interminables de pesadumbre y sufrimiento.
Jamás se recuperó del todo esta noble alma de los efectos de aquel dolorosísimo período de sufrimiento mental y pesar espiritual.
Ningún aspecto de las subsiguientes privaciones y penalidades que sufrieron jamás tuvo parangón, según la memoria de Eva, con aquellos aterradores días y espantosas noches de soledad e insoportable incertidumbre. Se enteró del temerario acto de Serapatatia y tampoco sabía si su consorte se había destruido por la pesadumbre o si había sido destituido del mundo en retribución de su mal paso.
Cuando Adán retornó, sintió Eva una satisfacción de júbilo y gratitud que no se borró jamás durante su prolongada y difícil convivencia de arduo servicio.
Pasó el tiempo, pero Adán no estuvo seguro del carácter de su infracción hasta que transcurrieron setenta días desde la falta de Eva, cuando los síndicos Melquisedek retornaron a Urantia y asumieron jurisdicción sobre los asuntos del mundo. En ese momento supo que habían fracasado.
Al tercer día de la partida del Jardín, la caravana edénica fue detenida por la llegada de los transportes seráficos de Jerusem. Por primera vez a Adán y Eva se les informó del destino que tendrían sus hijos. Mientras se quedaban a un lado preparados los transportes, a los hijos que habían llegado a la edad de ser capaz de elegir (los veinte años) se les dio la opción de permanecer en Urantia con sus padres o de convertirse en pupilos de los Altísimos de Norlatiadek.
Dos tercios de ellos optaron por irse a Edentia; casi un tercio prefirió quedarse en Urantia con sus padres. Se llevaron todos los hijos menores de edad a Edentia. Nadie podía haber observado la dolorosa despedida de este Hijo e Hija Materiales de sus propios hijos, sin percatarse de que el camino del trasgresor es duro. Ahora se encuentra esta prole de Adán y Eva en Edentia; desconocemos qué se dispone hacer con ellos.
El Juicio de Adán y Eva:
Estaba detenida la caravana edénica cuando a Adán y Eva se les informó del carácter de sus transgresiones y se les avisó acerca de su destino. Apareció Gabriel para pronunciar el juicio. He aquí el veredicto: Al Adán y Eva Planetarios se les declara en contumacia; han violado el pacto de su cargo de confianza en calidad de gobernantes de este mundo habitado.
Si bien estaban abatidos por el sentimiento de culpabilidad, a Adán y Eva les animó sobremanera el anuncio de que sus jueces en Salvington los habían absuelto de todos los cargos de estar en «desacato al gobierno del universo». No se les había declarado culpables de rebelión.
A la pareja edénica se le comunicó que se habían degradado al estado de los mortales del reino; que, de ese momento en adelante, habrían de portarse como hombre y mujer de Urantia, con miras al futuro de las razas del mundo como su propio futuro.
Mucho antes de partir Adán y Eva de Jerusem, sus instructores les habían explicado minuciosamente las consecuencias de cualquier desvío significativo de los designios divinos. Yo, personalmente y repetidas veces, les había advertido, tanto antes como después de su llegada a Urantia, que el descenso a la condición de la carne mortal sería el resultado indudable, el castigo seguro, el cual, indefectiblemente resultaría por contumacia en la ejecución de su misión planetaria. Sin embargo, es esencial comprender el estado de la inmortalidad de la orden material de la filiación para comprender con claridad las consecuencias que resultaron de la falta de Adán y Eva.
1. Adán y Eva, igual que sus prójimos en Jerusem, mantuvieron el estado de inmortalidad durante la asociación intelectual con el circuito de gravedad mental del Espíritu. Cuando la disyunción mental rompe este sustento vital, entonces, a despecho del nivel espiritual de existencia de las criaturas, se pierde el estado de inmortalidad. El estado mortal seguido por la disolución física fue la consecuencia inevitable de la falta intelectual de Adán y Eva.
2. El Hijo e Hija Materiales de Urantia, habiendo sido personalizados en la semejanza de la carne mortal de este mundo, dependían también del mantenimiento de un aparato circulatorio dual, que por un lado deriva de su naturaleza física, por otro, de la superenergía almacenada en el fruto del árbol de la vida. Una y otra vez les había amonestado el custodio arcangélico a Adán y Eva que faltar al cargo de confianza culminaría en la degradación de su estado, y se les negó el acceso a esta fuente de energía posteriormente a su contumacia.
Caligastia sí logró atrapar a Adán y Eva, pero no logró su objetivo de dirigirlos en rebelión abierta contra el gobierno del universo. Lo que habían hecho, en efecto, fue malo, pero nunca se les declaró culpables por desacato a la verdad, tampoco participaron con conocimiento de causa en la rebelión contra el justo régimen del Padre Universal y su Hijo Creador.
La supuesta caída del Hombre:
En efecto cayeron Adán y Eva de su estado superior de filiación material hasta el estado inferior de hombre mortal. Pero esto no constituyó la caída del hombre. La raza humana ha sido mejorada a pesar de las consecuencias inmediatas de la falta adánica. Aunque se malogró el designio divino para dar la raza violeta a los pueblos de Urantia, las razas mortales se han beneficiado enormemente de la contribución limitada que hicieron a las razas de Urantia Adán y sus descendientes.
No ha habido ninguna «caída del hombre». La historia de la raza humana consiste en la evolución progresiva, y el autootorgamiento adánico dejó a los pueblos del mundo bastante mejor que en su previa condición biológica. Las razas superiores de Urantia ahora entrañan factores hereditarios derivados de tantas como cuatro fuentes diferentes: la Andonita, Sangik, Nodita y Adánica.
El Segundo Eden:
Al optar Adán por dejar sin oposición el primer jardín a los noditas, él y sus seguidores no podían dirigirse hacia el oeste, pues los edenitas no contaban con barcos adecuados para tal aventura marina.
No podían dirigirse hacia el norte pues los noditas del norte ya venían marchando hacia Edén. Tenían miedo de dirigirse hacia el sur; las colinas de esa región estaban infestadas de tribus hostiles.
El único camino que les quedaba abierto era el del este, de modo que viajaron al este, hacia las regiones enclavadas entre los ríos Tigris y Eufrates que en ese entonces eran atractivas. Y gran parte de los que se habían quedado atrás se desplazaron posteriormente hacia el este para unirse con los adanitas en el valle, su nuevo lugar de residencia.
Nacieron tanto Caín como Sansa antes de que la caravana adánica alcanzara su destino final entre los ríos de la Mesopotamia. Laotta, la madre de Sansa, pereció al nacer su hija; Eva sufrió mucho pero sobrevivió, debido a su fortaleza superior. Eva amamantó a Sansa, la hija de Laotta, y la crió con Caín. Sansa llegó a ser mujer de gran capacidad. Se casó con Sargán, el jefe de las razas azules del norte, y contribuyó al progreso de los hombres azules de aquellos tiempos.
Conocía Adán este sitio, pues fue uno de los tres escogidos por la comisión encargada de seleccionar emplazamientos para el Jardín propuesto por Van y Amadón. Los dos ríos en sí formaban una buena defensa natural en aquellos tiempos, y a poca distancia del segundo jardín, hacia el norte, el Eufrates y el Tigris se aproximaban de modo que podría construirse a lo largo de noventa kilómetros una muralla defensiva entre los ríos para proteger el territorio al sur.
Menos de dos años después de nacer Caín, nació Abel, el primer hijo de Adán y Eva que nació en el segundo jardín. Al cumplir Abel los doce años de edad, optó por ser pastor; Caín había elegido la agricultura.
Ahora bien, en aquellos tiempos se acostumbraba hacer al sacerdocio ofrendas de lo que había disponible. Los pastores daban de sus rebaños, los labriegos, de los frutos de los campos; de acuerdo con esta costumbre, Caín y Abel hacían asimismo ofrendas periódicas a los sacerdotes.
Muchas veces habían disputado los dos jóvenes sobre los méritos relativos de sus vocaciones, y Abel no tardó en advertir que se manifestaba preferencia por sus sacrificios de animales. En vano recurrió Caín a las tradiciones del primer Edén, a la antigua preferencia por los frutos de los campos. Mas esto, no lo permitía Abel, y se burlaba de su frustrado hermano mayor.
Nunca se llevaron bien los dos jóvenes, y este asunto de los sacrificios contribuyó más al creciente odio que se tenían. Sabía Abel que era hijo de Adán así como de Eva y nunca dejó de recalcarle a Caín que Adán no era su padre.
Caín no era de pura cepa violeta puesto que su padre era de la raza Nodita que más tarde se había mezclado con el hombre azul y rojo y con la cepa Andónica aborigen. Todo lo antedicho, sumado a la herencia belicosa natural de Caín, hizo que éste abrigara un odio hacia su hermano menor que aumentaba sin tregua.
Los muchachos tenían dieciocho y veinte años respectivamente cuando se resolvió finalmente la tensión entre ellos; un día, las mofas de Abel enfurecieron a su belicoso hermano hasta tal grado que Caín, sobrecogido por su ira, lo mató.
El análisis de la conducta de Abel establece el valor del medio ambiente y la educación como factores en el desarrollo del carácter. Abel tenía una herencia ideal, y la herencia forma los cimientos de todo carácter; pero la influencia de un ambiente inferior neutralizó virtualmente esta magnífica herencia.
A Abel, mayormente en edad temprana, le afectó considerablemente su ambiente adverso. Habría llegado a ser una persona totalmente diferente, si hubiese vivido hasta los veinticinco o treinta años; su espléndida herencia, en este caso, se habría dejado ver.
Aunque un buen ambiente no puede contribuir gran cosa a sobreponerse en rigor a los defectos del carácter de una herencia vil, un ambiente malo puede dar por tierra de forma muy eficaz con una excelente herencia, a lo menos durante los primeros años de la vida. Un buen ambiente social y una educación adecuada son factores indispensables para hacer que se aproveche al máximo una buena herencia.
De la muerte de Abel supieron sus padres cuando sus perros llevaron el rebaño a casa sin amo. Para Adán y Eva, Caín iba convirtiéndose rápidamente en el sombrío recuerdo del desatino de ellos, y le alentaron a decidirse a abandonar el jardín.
La vida de Caín en Mesopotamia no había sido feliz que digamos, ya que, de manera tan particular, él era símbolo de la falta. No era que sus compañeros le trataran sin amabilidad, sino que no desconocía que, subconscientemente, estaban resentidos por su presencia.
Mas sabía Caín que, como no portaba marca tribal, sería muerto por la primera tribu vecina que acertara a tropezarse con él. El temor y los remordimientos, le indujeron a arrepentirse. En Caín nunca se había instalado un Ajustador; siempre había resistido a la disciplina de la familia y despreciado la religión de su padre.
Pero, en esta ocasión, acudió a Eva, su madre, y le pidió ayuda y dirección espirituales; y al pretender honestamente la asistencia divina, se instaló en él un Ajustador.
Este Ajustador, que moraba dentro de él y miraba hacia fuera, le dio a Caín una clara ventaja de superioridad que lo colocó en la categoría de la tribu de Adán, altamente temida.
Entonces, salió Caín para la tierra de Nod, al este del segundo Edén. Llegó a ser un gran dirigente de un grupo de los consanguíneos de su padre y, hasta cierto punto, sí cumplió con los vaticinios de Serapatatia, pues promovió en efecto la paz entre esta división de los Noditas y los Adanitas durante su vida entera.
Caín se casó con Remona, su prima distante, y su primogénito, Enoc, llegó a ser el jefe de los Noditas Elamitas. Durante cientos de años los Elamitas y los Adanitas continuaron viviendo en paz.
Espero que lo hayan disfrutado:
Saludos de Ewy
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No hay Blancos o Negros únicamente, sino distintas tonalidades de Gris.
Me llaman el Hombre Gris del Sur – Un abrazo de Ewy.