Homenaje a Narciso Ibáñez Serrador
A partir del pasado 5 de junio -y hasta el 15 del mismo mes- se viene realizando un ciclo sobre el realizador Narciso Ibáñez Serrador en la Escuela Politécnica Superior de Algeciras, Universidad de Cádiz.
Este ciclo, organizado por "Aula de Cine", comenzó con proyecciones de los mejores episodios de la serie "Historias para no dormir" y continuará el martes 12 con la proyección de
¿Quién puede matar a un niño? (1976). Finalmente se hará el viernes 15 una proyección-homenaje (en 35 mm) de La residencia (1969) para la cual se anuncia la presencia del mismísimo "Chicho".
Que mejor que las mismas palabras de Ángel Gómez Rivero -uno de los organizadores del ciclo- para trazar un semblante de este gran realizador.
"Narciso Ibáñez Serrador -Chicho- nació en Montevideo el 4 de julio de 1935. Hijo de padres actores -los insignes Narciso Ibáñez Menta y Pepita Serrador-, pronto se vio imbuido por la magia de los escenarios. Viajero incansable y hombre observador donde los haya, sintió de muy joven imperiosas necesidades por el mundo artístico. Quizá maravillado desde pequeño por las narraciones de Edgar Allan Poe, serían el misterio y el horror los terrenos en que más a gusto se hallara, llegando con el tiempo a realizar sus propios guiones. Con ello, gracias a sus iniciativas, los años sesenta se caracterizaron, dentro del marco de la televisión nacional, por las pesadillas nocturnas que, bajo el genérico Historias para no dormir, semanalmente brotaban de la pantalla del televisor.
Tantos premios conseguidos, dentro y fuera de nuestro país, y tanta aceptación de público -incrementada, por supuesto, por sus populares programas televisivos: Un, dos, tres... responda otra vez principalmente- consiguieron que nuestro homenajeado terminara por dar el salto definitivo a la pantalla grande, la gran devoradora de luz, pasando del vídeo al soporte de celuloide. Así, 1969 será el año que conmocionará cinematográficamente al país. La residencia, su opera prima, irrumpe con fuerza y osadía. Algunos críticos sesudos catalogan la cinta de mimética, de sentirse notablemente influida por Hitchcock -Psicosis- y Clayton -Suspense-. Sin duda, se trataba del cariz reaccionario de una crítica no acostumbrada a digerir con seriedad nuestro propio cine, de intentar minimizar cualquier actitud artística de nadar en contracorriente. La película, hoy día, es considera como obra maestra: sorprendente argumento -firmado, como siempre, con el seudónimo de Luis Peñafiel-, atmósfera gótica y opresiva, dirección artística refinada, densa inter-pretación y, sobre todo, cuidadísima y ele-gante puesta en escena.
En 1976 lleva a cabo su segunda y última -hasta la fecha- realización cine-matográfica. ¿Quién puede matar a un niño? es una obra notable, de gran relieve, que rehuye los tópicos del género y, sin embargo, funciona. Luz y claridad, estío caluroso y villa idílica que se torna, por un dislate transgresor de la naturaleza, en un universo de espantos.
Es un placer que tan insigne realizador, tan cultivado autor, esté con nosotros en nuestra comarca, pero mayor satisfacción recibiríamos si, además, nos contase que vuelve al mundo del rodaje."
Fragmento del dossier oficial del ciclo.
Este ciclo, organizado por "Aula de Cine", comenzó con proyecciones de los mejores episodios de la serie "Historias para no dormir" y continuará el martes 12 con la proyección de
¿Quién puede matar a un niño? (1976). Finalmente se hará el viernes 15 una proyección-homenaje (en 35 mm) de La residencia (1969) para la cual se anuncia la presencia del mismísimo "Chicho".
Que mejor que las mismas palabras de Ángel Gómez Rivero -uno de los organizadores del ciclo- para trazar un semblante de este gran realizador.

Tantos premios conseguidos, dentro y fuera de nuestro país, y tanta aceptación de público -incrementada, por supuesto, por sus populares programas televisivos: Un, dos, tres... responda otra vez principalmente- consiguieron que nuestro homenajeado terminara por dar el salto definitivo a la pantalla grande, la gran devoradora de luz, pasando del vídeo al soporte de celuloide. Así, 1969 será el año que conmocionará cinematográficamente al país. La residencia, su opera prima, irrumpe con fuerza y osadía. Algunos críticos sesudos catalogan la cinta de mimética, de sentirse notablemente influida por Hitchcock -Psicosis- y Clayton -Suspense-. Sin duda, se trataba del cariz reaccionario de una crítica no acostumbrada a digerir con seriedad nuestro propio cine, de intentar minimizar cualquier actitud artística de nadar en contracorriente. La película, hoy día, es considera como obra maestra: sorprendente argumento -firmado, como siempre, con el seudónimo de Luis Peñafiel-, atmósfera gótica y opresiva, dirección artística refinada, densa inter-pretación y, sobre todo, cuidadísima y ele-gante puesta en escena.
En 1976 lleva a cabo su segunda y última -hasta la fecha- realización cine-matográfica. ¿Quién puede matar a un niño? es una obra notable, de gran relieve, que rehuye los tópicos del género y, sin embargo, funciona. Luz y claridad, estío caluroso y villa idílica que se torna, por un dislate transgresor de la naturaleza, en un universo de espantos.
Es un placer que tan insigne realizador, tan cultivado autor, esté con nosotros en nuestra comarca, pero mayor satisfacción recibiríamos si, además, nos contase que vuelve al mundo del rodaje."
Fragmento del dossier oficial del ciclo.