La Guerra de los Mundos, por Wells, Welles y Spielberg

La Guerra de los Mundos en Tres Actos

por Dixon Moya

War of the worldsLa obra de H.G. Wells, ha demostrado con los años una gran capacidad de adaptación y trascendencia en diferentes medios. Presentamos una reseña por partida triple de dos de sus múltiples versiones, la famosa emisión radiofónica de Orson Welles, la interpretación de uno de los directores más famosos en el género de ciencia-ficción, Steven Spielberg, partiendo estas -la palabra escuchada y la vista- de la palabra leída, es decir la novela original.

LA GUERRA DE LOS MUNDOS (NOVELA, 1898)

"Desde su nido, cualquier respetable avestruz de la isla Mauricio, hubiera podido pensar como yo. Era, cual si a la llegada de un barco en busca de alimento animal, el avestruz exclamara: Mañana les mataremos a picotazos, hermosa mía.
Esa fue, sin saberlo, la última comida civilizada que hice en aquellos días extraños y terribles
".

HG Wells

Hubert George Wells, quizás sea más conocido por sus obras de ficción científica que constituyó una etapa de su labor literaria e intelectual, cultivada sobre todo en la juventud y madurez temprana, pero que luego fue abandonando para dedicarse a otros asuntos como la biografía e historia. A pesar de su formación científica natural, biólogo y físico, los temas de las disciplinas humanas siempre le llamaron la atención a Wells, convirtiéndose en historiador y sociólogo empírico, gracias al análisis de la sociedad de su época en sus relatos llamados "romances científicos".

Como humanista que se respete, en los libros pioneros de ciencia-ficción de Wells, se observa la preocupación por el destino de la humanidad. La "Guerra de los Mundos", no escapa a esta inclinación, fuera de la descripción de una invasión extraterrestre, es toda una reflexión sobre las contradicciones humanas en tiempos de guerra, la capacidad de supervivencia del hombre y un llamado de atención frente a la barbarie. Claramente era una crítica frente a los imperios coloniales, no puede olvidarse que Wells, en principio tenía una inclinación socialista, sus padres habían sido trabajadores del incipiente proletariado de la revolución industrial en Inglaterra. El protagonista de la novela no tiene nombre, es un escritor sin identificación, con inclinaciones científicas y filosóficas, podría haberse llamado a H.G. Wells.

Wells escoge a Marte, como el planeta hostil, de donde llegarán varios cilindros misteriosos, confundidos con meteoritos, el autor juega con la noción mitológica de Marte, dios romano de la guerra, aparte de su color rojo (tan cercano a nociones fisiológicas como el color de la sangre, fluido vital que en la novela adquiere el valor del alimento). En el primer capítulo, que realmente se une con el epílogo, pues describe una situación ya superada, explica el ataque marciano desde la misma óptica humana, los hombres no tienen mucha autoridad moral para juzgar una invasión. "Los tasmanienses, a despecho de su figura humana, fueron enteramente borrados de la existencia en exterminadora guerra de cincuenta años, que emprendieron los emigrantes europeos. Somos tan grandes apóstoles de misericordia que tenemos derecho a quejarnos porque los marcianos combatieron con ese mismo espíritu?"

Wells describe a los marcianos de una manera lógica, es decir, contrario a la imagen que nos hemos fabricado de los posibles extraterrestres, con semejanza homínida, pequeños como niños pero rasgos faciales cercanos de color verde. En cambio Wells concibe a estos seres como redondas masas, que no se sabe si son cabezas o cuerpos, inclinándose por la primera opción, pues el narrador protagonista, cuyo nombre desconocemos pero podemos identificar con el propio autor, piensa que estos seres más desarrollados, en un proceso de evolución natural han eliminado los órganos innecesarios privilegiando el cerebro. De allí que los marcianos no coman o beban, sino que se inyecten directamente la sangre, como una suerte de vampiros intergalácticos.

Sin embargo, lo más interesante es la manera como se resuelve la invasión marciana, no obedece a la fuerza o inteligencia humana, como generalmente aparece en las películas sobre invasiones alienígenas de los últimos años, sino a causas más simples pero lógicas. No adelantaremos este final para quienes no hayan leído la novela o visto su más reciente versión fílmica. Wells fue testigo de dos guerras mundiales y esta obra se constituye en su mejor aporte frente a la catástrofe humanitaria que prosigue a la ambición y el odio.

LA GUERRA DE LOS MUNDOS (TRANSMISIÓN DE RADIO, 1938)

"He aquí cómo se explica la resonante ola de miedo que barrió la mayor ciudad del mundo al amanecer del lunes; los arroyos de fugitivos se convirtieron de súbito en torrente que chocaba con estruendo contra las grandes estaciones..."

El mayor hito en la historia de los medios modernos de comunicación, medido en términos de influencia y conmoción colectiva, por lo menos antes de la transmisión televisiva en tiempo real del ataque al World Trade Center en Nueva York, fue un programa de radio en vivo, sobre una supuesta invasión extraterrestre a esa misma ciudad.

En efecto, el escenario para la dramatización radial, se desplazó de Londres a New Jersey y Nueva York, dirigido por un joven actor y dramaturgo, Orson Welles. Como se sabe, no se trató de un engaño premeditado, al comienzo de la emisión se aclaró que los acontecimientos no eran reales. Sin embargo, siguiendo una vieja costumbre, los radioescuchas del mundo entero (hoy repetida con el control remoto de la televisión), durante los comerciales aprovechaban para cambiar la estación, eso ocurría frecuentemente con los radioteatros. De esta manera, muchos oyentes imaginaron que los reportes dramáticos que escuchaban con efectos sonoros convincentes, eran totalmente reales.

En aquella época las radionovelas y dramatizaciones, robaban la atención de las familias que utilizaban la radio como medio de información y entretenimiento. Sin embargo, generalmente se trataba de melodramas románticos o comedias, eventualmente historias de aventuras o terror. No se había ensayado un relato de ciencia-ficción. El resultado paradójico es que precisamente una historia tan fantástica fuera creíble. No sólo se trataba de una transmisión impecable, respondía a los miedos de los estadounidenses de la época, cuando en Europa se vivía un ambiente prebélico y aumentaba el miedo por la amenaza comunista. Sin duda, esto se reforzaría con la primera versión cinematográfica de "La Guerra de Los Mundos" en 1953, cuando los "rojos" marcianos, podrían relacionarse fácilmente con los "rojos" marxistas.

Al parecer a Orson Welles, lo demandaron por daños y perjuicios, pero los asesores legales de la CBS, empresa radiofónica, impidieron que las denuncias condenaran al creativo comunicador, quien luego llevaría al cine toda su capacidad imaginativa. Sin duda, aquella "Guerra de los Mundos", fue la más impactante broma de noche de brujas que se haya divulgado.

GUERRA DE LOS MUNDOS (PELÍCULA, 2005)

"Porque los hombres no viven ni mueren en vano"

Otro humanista que oscila entre siglos, en este caso XX y XXI, Steven Spielberg, ha demostrado su interés como cinematógrafo en diversos temas, históricos (con tendencia a denunciar abusos a minorías como las negras o el holocausto judío en la época nazi), dramas, aventuras e incluso alguna comedia. Sin embargo, seguramente se le recordará por haberle dado al género de ciencia-ficción varios de los títulos más recordados en el cine. Desde la poética "Encuentros cercanos del tercer tipo", la reconfortante "E.T.", hasta llegar al día de hoy, cuando se acerca al género, reinterpretando a reconocidos autores como Brian Aldiss, Philip K. Dick y ahora al pionero de todos, H.G. Wells.

Como decíamos en el capítulo de emisión radial de la novela, War of the Worlds, ya fue llevada al cine (e incluso a la televisión con una serie de 1988). Aunque proporcionalmente, la película de 1953 no tuvo el impacto colectivo del programa de radio, sin duda impresionó a muchos espectadores por sus efectos visuales (ganó un premio Oscar por esta categoría). La película fue un éxito de taquilla, lo cual era comprensible por las condiciones sociales y políticas, los aliados habían ganado la segunda guerra mundial, pero al mismo tiempo, una parte de los mismos aliados, se convertían en un riesgo que por momentos parecía ser superior, el comunismo internacional se expandía e incluso, unos años más tarde, parecía llevar la delantera en la carrera militar y espacial. En aquella película, la ciudad destruida no fue Londres sino Los Ángeles.

Para mi sorpresa, la versión actual de Spielberg es bastante fiel al libro original, y no sólo se limita a la narración inicial y final de la historia, el argumento básico es el mismo trasladado a nuestra era contemporánea, con el aporte tradicional melodramático que curiosamente aparece en las recientes películas de ciencia-ficción, es decir, el protagonista que tiene problemas familiares, generalmente divorciado con hijos rebeldes y al final, gracias al mismo desarrollo del guión, termina resolviendo estos dilemas domésticos. Aunque es lastimoso que se tenga que destruir medio mundo, para que los hijos se reconcilien con los padres, en fin.

Se respetó la descripción de las terribles máquinas de los extraterrestres (obviamente no se dice que son marcianos, pues esa opción la ciencia ya la descartó), como trípodes con tentáculos, rayos destructores y gases letales. Difiere en el perfil de los alienígenas, que como se mencionó para Welles son amorfos, en cambio Spielberg se deja llevar por la tendencia a rasgos antropomorfos con un ligero parecido a las criaturas de la serie de "Alien", y con dedos largos en las manos, ya vistos en E.T.

En el caso de la película de Spielberg, cada espectador realizará su propia lectura. Hasta dónde se puede identificar con el interés original de H. G. Wells, en el sentido de denunciar las invasiones de las potencias contra países débiles (algo que podría relacionarse con situaciones actuales), pero al mismo tiempo explota el miedo natural de la sociedad estadounidense por el terrorismo internacional. Las dos interpretaciones se dejan entrever, los hijos del protagonista reaccionan ante las primeras explosiones, preguntando si se trata de los "terroristas", el hijo mayor tiene un trabajo pendiente en el colegio sobre la invasión francesa a Argelia.

Fue interesante que no se excediera en el tema del heroísmo del protagonista (exceptuando la escena de las granadas), porque en la novela el narrador es el testigo impotente de la invasión, una víctima de la guerra que sólo desea sobrevivir, como cualquier refugiado o desplazado del mundo actual. Lo más destacable, es dejar la reflexión sobre la crueldad de la guerra, la mayor inmoralidad humana. Quienes piensen que los extraterrestres serán derrotados por las fuerzas armadas de la primera potencial mundial, se defraudarán pero quizás esto los acerque desde una metáfora en apariencia lejana y ajena, a los dramas humanos que vive nuestro planeta.

Como dato curioso, hay que mencionar que en Estados Unidos se acaba de estrenar otra película basada en la novela de Wells, la cual se promociona como la versión fiel de la obra literaria, ubicada en la Inglaterra de fines del siglo XIX, con los personajes fidedignos.

Más allá de los efectos visuales, sonoros o literarios, lo importante de estas interpretaciones de la misma historia, es promover una reflexión sobre la guerra, el peor y más triste invento humano. Considero que era la intención básica del maestro H.G. Wells, al escribir esta obra sociológica de ciencia-ficción.

Dixon Moya
Julio de 2005

Comments

Re: La Guerra de los Mundos, por Wells, Welles y Spielberg

esta buen, atrapante, para la epoca en que la escribio fur muy marcante dado que la gente no estaba acostumbrada a eso

Re: La Guerra de los Mundos, por Wells, Welles y Spielberg

La nueva versión de la "Guerra de los Mundos", es una adaptación muy dramática, pero fiel al espíritu original de la novela de Wells. La visión de Spielberg, que desde mi punto de vista, ha ido evolucionando de lo tierno a lo crudo. Le agrega un valor a esta obra, original de 1898. La película en si, es impactante, y esta llena de imágenes que causan perpejlidad. No cabe duda que no sólo sobre los males de la guerra, habla Wells, sino también sobre un mal más terrible aún: la división de la humanidad por países. Como si de mundo separados se tratase.

Desde Tijuana
Joel Zúñiga Lizárraga

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