El Señor de los Anillos: El verdadero final

El Señor de los Anillos: El verdadero final
por Jotar

"Me hace feliz que estés aquí conmigo. Aquí al final de todas las cosas, Sam". Palabras de Frodo Bolsón dirigidas a su fiel escudero y amigo incansable Samsagaz Gamyi. El portador del Anillo Único acababa de cumplir con su misión. Pocas trilogías que tocaron la pantalla grande gozan de la benevolencia del público como puede llegar a ser el caso de ésta. Un poco de historia detrás de la historia y un vistazo al "qué pasó después" de los protagonistas de la leyenda

Un anillo para maravillarlos a todos

La trilogía está completa. Tolkien fue respetado a pesar de las licencias tomadas por los realizadores para narrar visualmente la historia. Hay que comprender que una adaptación es una adaptación, y no una copia fiel. Literatura y cine, géneros dispares para cruzar, nunca dan resultados similares, hay que ver las obras por separado y unirlas –si se quiere– sólo a través del espíritu de la historia.

El trabajo de Philippa Boyens, Fran Walsh y Peter Jackson, adaptadores de la novela a la pantalla ancha, es más que loable, si consideramos las dimensiones del libro que John Ronald Reuel Tolkien escribiera y corrigiera entre 1937 y 1949, y finalmente publicara durante 1954 y 1955. Historia que, separada en seis libros y conocida por la mayoría de nosotros a través de las ediciones de tres tomos llamadas La Comunidad de Anillo, Las Dos Torres y El Regreso del Rey, ocupó en su totalidad más de mil páginas de escritura y fue, además, elegido por los lectores ingleses como el mejor libro del siglo veinte.

Alan Lee, ilustrador británico y famoso por la edición especial del libro en un único tomo profusamente poblado por sus obras gráficas, fue además quién llevó a término el pasaje de la imaginación a la realidad. En la producción cinematográfica participó como Artista Conceptual, mano a mano junto al canadiense John Howe, otro famoso ilustrador, principalmente conocido por sus trabajos puntuales en las portadas de los libros de Tolkien: "Rivendel" para la portada de la primera parte de la trilogía, "El Rey Brujo" ilustrando la segunda, "Minas Tirith" para la tercera parte, "Smaug El Dragón" para la portada de El Hobbit, y "La Caída de Gondolin" para la portada de El Silmarillión. Alan Lee no sólo dio pie a la realización del diseño sino que colaboró activamente como decorador de los sets, dando los toques sutiles a lo que él consideraba necesario o falto de un detalle final.

Los lectores de la obra del profesor Tolkien han encontrado así un asidero visual al cual acoplarse llegada la hora de pasar de las letras a los fotogramas. Pero no sólo hemos de destacar a John Howe y a Alan Lee como creadores de un mundo destinado a habitar sólo en la mente de quienes lean la novela. Artistas como los hermanos Hildebrandt, famosos por sus calendarios, y muchos otros como Timothy Ide, Inger Edelfeldt y Ted Nasmith han aportado su cuota de fantasía hecha realidad a lo largo de sus carreras. De hecho Nasmith, con un estilo bastante realista, ha generado una serie de imágenes que calcan coincidentemente –o no– muchas de las escenas de la película, más aún incluso que las mismas de Alan Lee. No he visto mención a su nombre por ningún lado, sin embargo. Si tienen la posibilidad de conocer la obra de este autor no tendrán más que observar el increíble parecido con escenas claves del relato como Frodo y Sam siendo guiados por Gollum a través de las Ciénagas de los Muertos, o la separación final de la Comunidad en los Puertos Grises.

Volviendo al origen y a la creación de este universo visual sin precedentes en la novela contemporánea nos remitimos al profesor Tolkien en persona. Tolkien, filólogo de profesión –experto en lenguas–, trabajó incontables años de su vida previa a la realización de El Señor de los Anillos en los conceptos relacionados con la cosmogonía de la Tierra Media en sí, antes de que ésta se llamase de dicha forma.

Corría 1917 cuando el veinteañero Tolkien, garabateando notas creó Arda, el mundo, y puso a Ilúvatar como dios soberano y creador del todo, quién luego creó a sus ángeles, los Sagrados, denominados Ainur, que con su música desarrollaron la Tierra, y entre los cuales se encontraba Morgoth. En paralelo con la historia contada por diversas religiones, Morgoth fue expulsado del cielo y se convirtió en el oponente principal de Ilúvatar, un demonio cual Lucifer, luego encarnado en la Tierra Media, antes de que su conformación geográfica fuera cambiada por violentos cataclismos y antes de la llegada de la raza de los Elfos, los Enanos, los Orcos, los Hombres y los Hobbits. Morgoth fue el primer Señor Oscuro y no otro que el mentor de Sauron en persona. Entonces apareció la raza de los magos, los Istari, a la cual pertenecen Gandalf y Saruman, más otros tres hechiceros que en la película no se mencionan y de los cuales sólo se describe en los libros a Radagaz el Pardo, quien tenía dominio sobre los animales y los pájaros. Los Istari fueron enviados a la Tierra Media por los Valar, quienes no eran otros que los Ainur, creados por gracia de Ilúvatar, para enmendar los males de Sauron. Este mundo y sus intrincadas consecuencias, acciones, e historias se desarrolló conforme los años pasaban y Tolkien crecía en un mundo que le resultaba cada vez más incomprensible e insoportable.

La visión épica y epopéyica de Tolkien no pudo haber sido distinta, principalmente por sus influencias en vida. Si bien El Hobbit –la "precuela" de El Señor de los Anillos, publicada en 1937– existió a partir de relatos infantiles que Tolkien escribió para sus hijos, mucha agua pasó por debajo del puente para cuando los editores le pidieron desesperadamente una continuación de la historia debido al éxito inesperado de ventas. Pudiendo haber sido una obra oscura, Tolkien eligió contarla con sumo optimismo a pesar de sus ribetes amargos inspirados principalmente en sus propias experiencias como soldado en la Primera Guerra Mundial. Tolkien perdió a todos sus camaradas en dicha guerra. Cuentan los historiadores que Samsagaz Gamyi, el fiel compañero de Frodo, no está sólo directamente inspirado en el concepto de camaradería y amistad extrema que se desarrolla en la trinchera, sino en un compañero de Tolkien, de carne y hueso, que cayó en acción.

La influencia principal de Tolkien al respecto de un poder supremo maligno tratando de extender su sombra por sobre el mundo no responde a otra que al advenimiento del nazismo de la mano de Adolf Hitler. Mientras Tolkien escribía El Señor de los Anillos, su hijo Christopher era parte de la fuerza aérea británica luchando en el frente francés contra los alemanes en la Segunda Guerra. No es difícil imaginar porqué las vivencias extremas de Frodo y Sam nos resultan tan impactantes y conmovedoras. Fue como si Tolkien vertiera sus miedos y esperanzas íntimas en el proceso.

La crítica de Tolkien a la guerra como un acto de brutalidad, dónde los vencedores deben sufrir enormes pérdidas y los excombatientes nunca recuperan la tranquilidad del espíritu aún conforme pasen los años, es la piedra fundamental que da coherencia y realidad a este relato fantástico. Frodo queda marcado para siempre por el estigma de su sufrimiento. No hay una continuación de la vida cotidiana para los que regresan de la guerra y han afrontado sus peores miedos.

Por cuestiones entendibles Peter Jackson omitió un episodio importante de la saga que ilustra otro de los temores del profesor Tolkien: La industrialización desmedida y el descuido de la naturaleza. Los Hobbits regresan a la Comarca y encuentran que los árboles han sido talados y que el molino ha sido transformado en una fábrica inútil con el único propósito de escupir humo por su chimenea. Saruman, bajo el alias de Zarquino, es el responsable.

Luego de ser expulsado de su torre anegada –Bárbol el ent considera que el mago ya no puede hacer más daño– alcanza a la Comarca, con ansias de venganza, antes del retorno de los Hobbits. Este episodio, denominado "El Saneamiento de la Comarca" muestra como los cuatro medianos, que retornan de la guerra, organizan al resto para reparar el daño y expulsar al mago y a sus secuaces, incluyendo a Lengua de Serpiente, entre otros. La simbología de este evento es clara: Tolkien desdeñaba los avances industriales y deploraba la tala indiscriminada de bosques en la Inglaterra de la década del 40. Movimientos ecologistas de la década del 70 tomaron esta obra como bastión literario y ese fue el renacimiento de su popularidad y su conversión a icono cultural.

¿Qué fue de los nueve compañeros?

Y como en la vida misma, el profesor Tolkien se encargó de explicar a través de epílogos propios y notas recopiladas por Christopher Tolkien, un investigador empedernido y recreador a destajo de la obra de su padre, cuál fue la suerte de la Comunidad del Anillo, aquellos nueve compañeros que, puestos en marcha, llevaron a cabo la tarea de destruir el Anillo Único del maligno Sauron.

Samsagaz Gamyi, tal y como se cuenta en la novela y en la película es el encargado de cerrar la historia a los ojos de lectores y espectadores. Textual de la novela, así se cuenta el final del relato:

"Y finalmente cruzaron las lomas y tomaron el Camino del Este; Pippin y Merry cabalgaron hacia Los Gamos; y ya empezaban a cantar de nuevo mientras se alejaban. Pero Sam tomó el camino de Delagua, y así volvió a casa por la Colina, cuando una vez más caía la tarde. Y llegó, y adentro ardía una luz amarilla; y la cena estaba pronta, y lo esperaban. Y Rosa lo recibió y lo instaló en su sillón, y le sentó a la pequeña Elanor en las rodillas.

Sam respiró profundamente. –Bueno, estoy de vuelta. –dijo."

Sólo seis años después de la partida de los guardianes de los anillos –Elrond, Galadriel y Gandalf, así como también Bilbo y Frodo– los cuales se hicieron a la mar en busca de los Costas Imperecederas, Sam sucedió a Will Pieblanco como Alcalde de la Comarca. Sam llegaría a tener trece hijos e hijas, de entre las cuales Elanor, su primogénita, sería luego la responsable del legado cultural y el cuidado del Libro Rojo de la Frontera del Oeste –o la historia como se conoció, iniciada por Bilbo, continuada por Frodo y finalizada por Sam. Samsagaz fue Alcalde durante siete veces consecutivas y a la edad de noventa y siete años –cincuenta años después de la caída de Sauron– se dirigió hacia los Puertos Grises, tras la muerte de su señora esposa Rosa Coto, y se hizo a la mar, como último de los portadores del Anillo, ya que por sobre todas las cosas añoraba volver a ver sus antiguos compañeros.

De Gandalf, también llamado Mithrandir u Olórin en los distintos reinos de la Tierra Media, y Frodo Bolsón, sólo se sabe que navegaron siempre hacia el oeste de la Tierra Media, y llegaron finalmente a las costas de Valinor, el paradisíaco reino de los Valar. Casi todos los elfos se retiraron finalmente de la Tierra Media y encontraron la paz inmortal en estas costas, que, dentro del mundo creado por el profesor Tolkien, representan un escalón intermedio entre el cielo y la tierra. Algo así como el cielo en la tierra, un sitio dónde sólo quienes obtenían la gracia de los Valar eran merecedores de alcanzarlo. Sólo unos pocos elfos, de entre los que se destaca Arwen Undómiel, terminaron sus días sin conocer las costas imperecederas de Valinor.

Frodo tenía en ese entonces cincuenta y tres años. En el caso de Gandalf todo es especulativo puesto que cuando finalmente abandona los Puertos Grises había ya habitado en la Tierra Media la friolera de dos mil años. Su origen se remonta al primer milenio desde el comienzo de la Tercera Edad, época en que los Istari fueron enviados a cumplir su tarea de guía y vigilancia. Recordemos que la Tercera Edad duró hasta la caída de Sauron y la coronación de Aragorn, cuando el calendario marcaba el año 3.021.

Meriadoc Brandigamo y Peregrin Tuk, por su parte, desempeñaron los papeles de señores en sus propias tierras. Merry, llamado posteriormente Meriadoc el Magnífico se convirtió en el Señor de los Gamos, el territorio oriental de la Comarca lindero al río Brandivino, diez años después de los hechos acontecidos. Cuando esto ocurrió, recibió numerosos obsequios del lejano sur enviados por el rey de la marca de Rohan, Éomer, hijo de Théoden, y su prima Éowyn, ahora Señora de Ithilien, reino austral de Gondor, desposada con Faramir, hijo de Denethor. Merry nunca se casó y vivió hasta pasados los cien años de edad. A la vejez del rey Éomer fue a acompañarlo en su lecho de muerte. Posteriormente, en compañía de Pippin, fue a terminar sus años de vida junto al rey Elessar –Aragorn– en la ciudadela de Minas Tirith.

Pippin, por su parte, se convirtió en el Tuk y el Thrain, cargos honoríficos entre la familia Tuk, una de las más numerosas e influyentes en la Comarca. El rey Elessar hace del Alcalde Samsagaz, el Señor Meriadoc y el Thrain Peregrin, Consejeros del Reino del Norte. Luego Pippin contraería matrimonio con Diamante de Quiebra Larga, en la Comarca, de cuya unión, seis años después del final de Tercera Edad y la guerra del Anillo, nacería su único hijo llamado Faramir. Primogénito que, con el paso de los años, llegaría a su vez a casarse con la bella Rizos de Oro, cuarta hija del señor Samsagaz. Cabalgó junto a Merry ante la llamada del envejecido rey Éomer y luego de sus funerales partieron juntos a Minas Tirith dónde vivieron algunos años más y fueron sepultados en las casas mortuorias de los reyes de Góndor. Se dice que yacieron a los lados de la que luego sería la tumba de Elessar, que por supuesto reinó y murió como rey.

Justamente de la historia de Elessar Telcontar, Piedra de Elfo, también conocido como Trancos el Montaraz, Capitán de los Dúnedain, cuyo nombre fue Aragorn, hijo de Arathorn, descendiente directo de Isildur, aquel que cayera por la tentación del Anillo, es de quién se cuenta originalmente en el epílogo del libro. Cuando es coronado rey de Góndor, Aragorn contaba con ochenta y ocho años de edad, aunque de vital aspecto por su descendencia numeroreana, puesto que su vida es mucho más larga que los hombres comunes, habitantes de Rohan o Góndor. Esto se debía a que Isildur descendía de un antiguo linaje de medios elfos empezando por Elros, hermano de Elrond, quién durante la Primera Edad debió elegir la mortalidad de la vida de los hombres y fundó el Reino de Númeror, mientras que su hermano optó por la vida inmortal de los elfos y así sobrevivió hasta los tiempos presentes de esta historia. Esta elección fue impuesta a los hijos de Eärendil por los Valar, siendo éste el padre de Elrond y Elros, mitad elfo por parte de madre y mitad hombre por parte de padre.

Apenas unos meses después de retornar a Góndor como rey, Elessar contrae matrimonio con la dama Arwen Undómiel, Estrella de la Tarde, hija de Elrond. Aragorn y Arwen se habían conocido en la tierna juventud de él, a sus veinte años, cuando su padre Arathorn fue muerto, y su nombre cambió por el de Estel, que significa esperanza en el idioma de los elfos, puesto que se deseaba ocultar su linaje para evitar el acecho de las fuerzas de Sauron. Arwen, por su parte, a la madura pero aún lozana edad inmortal de dos mil setecientos diez años conoce a Aragorn-Estel en los jardines de Rivendel, llamada Imladris por los elfos.

Posteriormente vinieron años de destierro autoimpuesto en los cuales comandó a los Montaraces del norte, y también luchó de incógnito bajo el seudónimo de Thorongil junto a los reyes Thengel de Rohan y Etchelion de Góndor, antecesores de Théoden y Denethor. Condujo la victoria final frente a Sauron, y luego de su coronación y su boda con Arwen, vivieron juntos en armonía, y, aunque Aragorn peleó ocasionalmente para defender Góndor de los enemigos del reino, antiguos corsarios del sureste y hombres de Harad, ambos mantuvieron una vida plena y tuvieron un hijo al que llamaron Eldarion.

Reinaron juntos durante ciento veinte años hasta que a Elessar le llegó la hora. Antes de su decadencia total, Aragorn decidió retirarse a la Casa de los Reyes y se tendió en un lecho especialmente preparado. Arwen lo acompañó a su lado hasta que se quedó dormido y ese fue el final de Aragorn. Poco tiempo después la dama Undómiel se despidió de su hijo, ya un hombre maduro, y se encaminó al viejo y abandonado bosque de Lórien, donde finalizó sus días en soledad en las lomas otoñales de Cerin Amroth, aunque no se sabe a ciencia cierta cuántos años pasaron hasta que esto ocurrió.

De Gimli el enano y Légolas, el elfo, se cuenta brevemente que cada uno retornó a sus propios reinos. Légolas Hojaverde regresó al reino de Thranduil, su padre, el rey elfo del Bosque Negro, otrora llamado el Bosque Verde, bosque corrompido por la influencia de Sauron en años anteriores al relato de la guerra del Anillo. Este bosque fue posteriormente restaurado por Celeborn, esposo de Galadriel –hecha a la mar con los últimos elfos– y el mismo Thranduil, y lo llamaron Bosque de las Hojas Verdes. Sólo en Rivendel se quedaron los dos hijos de Elrond y allí moró finalmente también Celeborn.

No existen registros sobre la edad de Légolas aunque si se tienen en cuenta notas mencionadas por Christopher Tolkien y publicadas en Los Cuentos Perdidos que lo vinculan con la caída de Gondolin, fin de la Segunda Edad (1) , cabe entonces suponer que al menos es mayor que la dama Arwen, puesto que ella nació doscientos cuarenta y un años después de este suceso. La edad de Légolas puede estimarse así entre tres mil cien y tres mil trescientos años.

Gimli, hijo de Glóin, era descendiente de los enanos que habitaron las regiones al noreste de las Montañas Nubladas, las Colinas de Hierro, cerca de Erebor, la Montaña Solitaria, sitio dónde alguna vez Bilbo Bolsón en compañía de Gandalf y de doce enanos, reconquistaron el tesoro que había sido arrebatado a los de su raza por el último de los dragones, Smaug. De esta historia trata el libro de El Hobbit. Gimli vivió en la Tierra Media hasta los doscientos sesenta y dos años de vida. Mantuvo su amistad con Pippin y Merry y volvió a encontrarlos muchas veces en Góndor y en Rohan. A la muerte del rey Elessar, Légolas, su amigo entrañable y compañero de aventuras, le propuso iniciar el viaje hacia el mar. Construyó Légolas un navío gris en las costas de Ithilien y ambos navegaron entonces el río Anduin en dirección al mar y hacia las Tierras Imperecederas.

Así se cuenta la historia de los que formaron la Comunidad del Anillo extraída de distintos apuntes y apéndices desperdigados a través de diversas ediciones. El profesor J. R. R. Tolkien sitúa estos hechos no en un mundo imaginario, sino en la prehistoria de nuestra propia cultura, en algún lugar de Europa el cual ha sido modificado geográficamente a través del paso de los milenios. En el prólogo del Señor de los Anillos Tolkien comienza relatando la historia de los Hobbits, y de cómo aún hoy día habitan las campiñas de la vieja Bretaña pero se han retirado del alcance del hombre y rehuyen todo tipo de contacto.

John Ronald Reuel Tolkien creó mucho más que un mundo épico que destaca por sobre todas las cosas el valor de la amistad y la perseverancia para alcanzar la paz que el hombre común busca entre tanta guerra, miseria e injusticia. Y Peter Jackson, en su carácter de director y adaptador, tuvo la valentía de abordar una empresa casi tan difícil como la que afrontan los protagonistas de esta historia. El panteón de lo imperecedero ha hecho lugar entre sus obras para un viejo clásico adaptado a nuestros tiempos y renovado para las nuevas generaciones.

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(1)

Al respecto de la edad de Légolas y la caída de la ciudad de Gondolin. Las fuentes bibliográficas no parecen tener en cuenta detalles contrapuestos como que el Légolas mencionado durante la caída de Gondolin (Año 510 de la Primera Edad, 6.535 años antes de la derrota de Saurón y la coronación de Aragorn) era un elfo de la raza de los Noldor, mientras que el Légolas protagonista de la Guerra del Anillo es un elfo Silvano cuya lengua natal era el Sindarin. Por lo tanto hay dos interpretaciones. Primera interpretación: O bien se trata de un error de Tolkien pasado por alto por su hijo Christopher al compilar apuntes, y entonces suponemos que Légolas es el mismo elfo, por lo que su edad se remontaría a no menos de 6.655 años. Poco probable. Segunda interpretación: Se trató de dos Légolas distintos y en ningún sitio de los apuntes rescatados figura su fecha de nacimiento. Un muy interesante análisis sobre los orígenes y la procedencia de Légolas puede ser leído en: http://www.anarda.net/tolkien/legolas.html __________________________________

Jotar,
Enero de 2004