Peter Jackson y sus peliculas

Peter Jackson y sus películas
De la Z a la A

por Matías Castro

Peter Jackson es uno de los más destacados directores dentro del cine fantástico. Este artículo descubre sus inicios ultrabizarros, con la ya clásicas cintas gore Bad Taste o Braindead, hasta su llegada a los grandes estudios y a los presupuestos multimilonarios con la trilogía de El Señor de los Anillos.

El título "De la Z a la A" no alude al famoso palíndromo ni refiere al alfabeto. Sino que un repaso a las películas de Peter Jackson (Nueva Zelandia, 1961) significa ir de la serie Z a la "clase A", por llamarla de alguna manera. A partir de Mal Gusto (1987), su primera película, fue visto como la nueva promesa de la serie Z. Como alguien que gustaba de los zombies y del gore, que llenaba la pantalla de personajes grotescos, y sobre todo, que se divertía mucho haciendo cine. Las entrevistas no aportaban más datos sobre su forma de trabajar o de concebir sus películas, y lo más serio que aparecía en ellas eran las dispares referencias que citaba: desde Buster Keaton, Kubrick y Scorsesse, hasta Stuart Gordon (Re-Animator, 1984), George Romero (La noche de los muertos vivos, 1968) y Sam Raimi.

Su nombre ganó el respeto de la crítica con Criaturas Celestiales, basada en un hecho real y cuyo guión le exigió años de investigación. Con ella ganó premios en el Festival de Venecia y en el de Toronto y salió de los circuitos de cine bizarro o de serie B. Más adelante, con The frighteners (1996), una ingeniosa película de fantasmas producida por Robert Zemeckis, parecía que solo era cuestión de tiempo para que terminase absorbido por la máquina de producir películas de Hollywood .

Cuando en 1999 comenzó a filmar El señor de los anillos en Nueva Zelandia, su carrera dio un giro hacia los grandes presupuestos tipo blockbuster y hacia una relativa independencia que por supuesto, ni remotamente se parecía a la de sus primeras películas. Con ésta revelaba su capacidad como director a través del pulso para contar una historia épica, equilibrando el respeto por lo que los fanáticos de Tolkien podían pretender y las necesidades estrictamente cinematográficas de la adaptación. Su concepción cinematográfica del asunto fue más allá de las ingeniosas tomas de Mal Gusto o de la capacidad para exprimir tripas del guión de Braindead, aunque no superaba la imaginería visual que creó para algunas secuencias de Criaturas celestiales.

Tripas de celuloide

. Hay entre los fanáticos de cine bizarro, una fascinación (posmoderna, según se dice) por las ideas "malas" o tontas realizadas con total honestidad y falta de pretensiones de trascender. Esa fascinación que volvió a Ed Wood un director de culto, fue también la causa de que la historia de Mal gusto, de unos extraterrestres que intentaban poner una suerte de MacDonalds intergaláctico a base de carne humana, se convirtiera en una referencia. Por sus ideas y energía, y principalmente por su capacidad inventiva para hacer rendir apenas 5000 dólares de presupuesto. Al igual que El Mariachi, de Robert Rodríguez, y con la chispa de Clerks de Kevin Smith , funcionó espectacularmente y fue el paso inicial de una carrera muy rica.

Derek, el personaje de Jackson en la película, es bien representativo de lo que se creía que él era: un tipo raro, un freakie. Alguien poco sociable, fascinado por el gore, poco atlético y dueño de un extraño sentido del humor. Fue rodada los fines de semana, entre 1983 y 1987, con unos pocos amigos que no cobraron y financiada en su mayor parte por los pocos ingresos de Jackson como fotógrafo de un diario local y finalmente, por la New Zealand Film Comission. Esta, a pesar de mostrar cierto rechazo ante el cine gore, tras algunas presentaciones ayudó a llevarla a Cannes. A esa altura, el presupuesto base de 5000 dólares, había sido superado por varias cabezas, pero a los efectos de la promoción se hablaba sólo del dinero que había invertido Jackson inicialmente.

La película terminó siendo distribuida en 30 países. Jim Booth, el presidente de la comisión se asoció con Jackson para fundar la WingNut Films, productora de base neozelandesa que hasta hoy está detrás de todas sus películas. Como ejemplo de lo que se puede hacer sin dinero, con imaginación, dedicación, y confianza de un grupo de amigos fieles, el referente inmediato en ese entonces era Diabólico (Evil Dead, 1981) de Sam Raimi. Hoy, no hay fanático que no mencione también Mal Gusto. Robert Rodríguez, por ejemplo, calca alguna escena en Del crepúsculo al amanecer (From dusk till dawn, 1995).

Muy imaginativa, llena de chistes y guiños, por momentos es un poco lenta, a pesar del vértigo de varias escenas. Los efectos son buenos, incluso ciertos detalles de los toscos maquillajes de los alienígenas parecen cuidados, y se nota que el poco dinero fue usado donde se necesitaba. La capacidad para administrar el dinero es un punto a favor a la hora de intentar entusiasmar a cualquier productor. Los efectos construidos con miniaturas son, dentro de lo posible, creíbles.

El talento también está en las formas imaginativas de regodearse con la sangre y diseñar escenas gore. Acá estaban sentadas las bases para lo que haría posteriormente. Recursos como los primerísimos planos de rostros expectantes, acompañados de golpes de la banda sonora, zooms rápidos hacia esos rostros, uso constante de contrapicados (tomas "de abajo hacia arriba") y de cámaras a base de steadycam y grúas, se siguieron repitiendo en sus siguientes películas. También se repetirían recursos narrativos como presentar a los personajes a través de secuencias cómicas, y estilísticos, como el intento de asquear al espectador (incluso en El Señor de los Anillos, con el nacimiento del orco Uruk Hai y en detalles del troll de las Minas de Moria). Pero principalmente, una constante en sus películas, es que han sido filmadas en Nueva Zelandia.

Mamá zombie

. "Cuando me hice amigo de un marionetista empezamos a comentar cómo haríamos para hacer una película con marionetas que se portasen como humanos: se picasen, bebiesen alcohol, fumasen, cogiesen, hiciesen películas de sadomasoquistas... algo muy desagradable, muy sucio y cínico a la vez, pero sin disimular en ningún momento a los muñecos, mostrándolos tal y como eran". Decía sobre Meet the feebles (1989), su segunda película, que apenas tuvo distribución internacional y de hecho no se sabe que existan copias en español, ni siquiera entre coleccionistas.

Antes de esto, Jackson comenzó a escribir un guión para una película de zombies con un par de amigos (entre ellos Frances Walsh, su futura esposa y coguionista de todas sus películas). Con esto pudieron gestionar cierto capital en Japón y España, pero no lo suficiente para producirla, así que a mitad de camino, se decidieron por trabajar en el guión de Meet... Con el dinero que esta produjo, retomaron el proyecto de los zombies, que acabó por convertirse en Braindead, más apropiadamente rebautizada en España como Mi mamá se comió a tu perro.

Hacer cine en Nueva Zelandia, no es mucho más fácil que hacerlo en Uruguay. Quizás es un hecho más frecuente. Las coproducciones son moneda corriente (Por algo en Braindead la coprotagonista es española) y la Comisión de Cine de Nueva Zelandia produce entre cuatro y cinco películas al año. Porque su idioma es el inglés, los circuitos de distribución internacional son un poco más accesibles y redituables por dirigirse a países anglosajones. De allí salieron directores como Jane Campion (La lección de piano), Lee Tamahori (El amor y la furia y Telaraña), Roger Donaldson (La fuga y Especies) y Geoff Murphy (La tierra quieta y Freejack). Algunos fueron absorbidos por la industria americana, y otros adquirieron proyección internacional de forma tal vez menos estable que Jackson.

Braindead

fue descrita como "lo más parecido a meter en una trituradora a Buster Keaton, la saga de Evil Dead (Diabólico, Noche Alucinante y El ejército de las tinieblas, de Sam Raimi), Re-animator, los Tres Chiflados y cuatro toneladas de nitroglicerina". El entusiasmo del comentario está justificado por el extremo al que llega esta película. Se ha dicho también que significa la muerte del cine gore, porque ir más allá no tendría sentido.

La narración progresa a través de lo repugnante, desde rostros casi caricaturescos al comienzo hasta la orgía de desmembramientos del final, y la apoteosis con el monstruo en que se convierte la madre del protagonista. Al final, la casa del protagonista se llena de muertos vivos que se han contagiado unos a otros de su condición y, a la inversa de lo que sucede en el género, él intentará que no salgan para evitar el contagio general. Las lecturas de esto han sido de lo más variopintas; Jackson jamás pretendió hacer lecturas metafóricas.

A partir de aquí, se bautizó un subgénero, el splastick, mezcla de las splatter movies (aquellas donde el asesino de turno no hace más que matar gente uno tras otro) y el slapstick (humor de golpe y porrazo, que requiere cierta destreza física, y propia de las películas de Buster Keaton y Los Tres Chiflados).

A propósito de su imagen, se cuenta que en el mismo festival de Cannes en que Braindead fue estrenada, los porteros no lo dejaron entrar a cierta función porque vestía pantalones cortos y calzado deportivo. Sin embargo, pudo acercarse a la New Line Cinema (a quienes propuso un guión para la 6a parte de Pesadilla) y conocer a Robert Zemeckis. Contactos que más adelante le abrieron nuevas puertas.

Ladrillazos sin música

. Comenzar la película con una escena fuerte o intrigante es típico de Jackson. Aunque en su caso la concesión a esta convención propia de hollywood (uno de sus directores más admirados es James Cameron) es hecha a su modo y no impuesta por un productor. Es una cuestión de escuela.

Criaturas celestiales

es casi un trabajo de excepción, un punto alto que desacomodó lo que se podía esperar de alguien que quería hacer King Kong y una secuela de Mal gusto. Algo así como Un plan simple para Sam Raimi (Diabólico había inspirado desde chico a Jackson para hacer una película de zombies). Ahora la cámara se tranquiliza hasta cierto punto, ya no hay tripas pero hay rostros y sobre todo buena dirección de actores (aptitud que se le nota en la convicción que transmite Christopher Lee en El señor..., trabajando sobre pantalla azul, un medio al que evidentemente no está acostumbrado, a diferencia de la poca convicción que le saca George Lucas en el Episodio II). Y apenitas hay sangre. Pero el entusiasmo está de principio a fin, a través de la caracterización de las dos chicas, en los contrastes humorísticos y sin moralina de estas dos con el mundo adulto y reprimido en el que estaban, y en la fuerza y magia que imponen las escenas oníricas donde entran al Cuarto Mundo. "En este guión en particular, los movimientos de cámara se fueron presentando durante las etapas de escritura... Más que en otras, aquí traté de que los movimientos de cámara se integrasen al guión. Eso vino de la música (Mario Lanza, la que en la vida real escuchaban las dos chicas)... Cuando la escuchamos, simplemente la vitalidad en esa canción (The Donkey Serenade, de Lanza), inmediatamente te decía que tenías que tener una cámara móvil. En este caso, escribimos escenas alrededor de ella. Me pareció que era una gran herramienta visual". Al final, en la secuencia que las amigas matan a la madre, la música es clave cuando las acompaña por todo el recorrido por el bosque y se detiene justo un instante antes del asesinato siendo sustituida por el silencio del ambiente y las voces nerviosas de las chicas. La sangre es en esta escena, apenas visible, en comparación, e incluso los sonidos de los ladrillazos en la cabeza son secos.

La reconstrucción medieval de las escenas con las figuras de barro cobrando vida sumado a que en ese entonces hablaba de dos proyectos, El hobbit y Blubberhead (una historia de fantasía medieval), alimentó rumores y especulaciones entre clubes de fans y Asociaciones de Tolkien en todo el mundo. Dos años después hizo Forgotten silver, un falso documental sobre un director neozelandés que hizo una película sonora, una en colores y usó cámara móvil mucho antes que nadie. El engaño funcionó, y la presencia de Sam Neil y Leonard Maltin en la película ayudaron a convencer a la audiencia, por un tiempo. La película no circuló en español, pero sí el comentario de Jackson sobre las películas del falso director: "imagínense un Citizen Kane totalmente fuera de control".

Las películas de Jackson 1987, Mal gusto. (Bad taste.) 1989, Meet the feebles (Rebautizada como en Estados Unidos como Frogs of war). 1992, Muertos de miedo. (Braindead.) 1992, Valley of the stereos. 1994, Jack Brown genius. Trabajó en el guión y en la preproducción hasta la muerte de su socio Jim Booth. 1994, Criaturas celestiales.(Heavenly creatures.) 1996, Forgotten silver. 1996, Muertos de miedo. (The frighteners.) 2001, El señor de los anillos.(The lord of the rings. The fellowship of the ring.) 2002, El señor de los anillos, las dos torres (The lord of the rings. The two towers.) 2003, El señor de los anillos, el regreso del rey. (The lord of the rings. The return of the king.)

El fantasma y el anillo

. "Para tener una amplia experiencia produciendo películas, tenés que hacer una en América, y así saber de qué se trata todo". Sus últimas películas fueron producidas casi exclusivamente con capitales norteamericanos. The frighteners era originalmente un guión que sería dirigido por Robert Zemeckis para la serie Cuentos de la Cripta. Como el director de Volver al futuro estaba entusiasmado con ella, le permitió filmarla en Nueva Zelandia, donde los costos se redujeron a la mitad. Al año siguiente, Jackson tomaría parte en la producción de los efectos especiales de su película Contacto.

Con humor negro, gore (no tan sangriento) e incluso algo de necrofilia, arma una historia que toma algunas ideas de otras películas y juega con esto. Por ejemplo, cuando construye una secuencia en la que Michael Fox (un cazafantasmas tramposo que trabaja asociado con tres fantasmas) va a cenar con la viuda de un cliente suyo, con el fantasma del marido presente, y amenaza calcar vergonzosamente a Ghost (Jerry Zucker, 1990). Al minuto la situación se da vuelta, él le toma la mano a ella, y el fantasma se marcha ofendido.

Acá probaría por primera vez el trabajo con personajes enteramente digitales. La impresionante figura del Colector de Almas de alguna manera adelanta el diseño de los Jinetes Negros de El señor... O puede que viceversa, porque probablemente ya en el ´95 estaba trabajando en este proyecto de tres películas. La velocidad de la cámara y los golpes de la música asociada con fuerza a los ritmos de la narración, hacen una película ágil. Los buenos, como en casi todas las películas de Jackson, le ganan a los malos y en el final feliz, las piezas que se movieron desde el comienzo se acomodan y se hace justicia.

Buscando el anillo

. La escena inicial de El señor de los anillos, La comunidad del anillo es contundente y oscura como no llega a serlo el resto de la película. Resume en pocos minutos con mucha fuerza todo el prólogo de la novela y anuncia. Introducción obligada por la novela, y especialmente marcada por la fidelidad y el respeto con que encaró este trabajo.

Cuando lo que había que hacer era mostrar tripas y cerebros, se regodeaba haciéndolo en primerísimos primeros planos, cuando las estrellas de la película fueron los personajes, trabajó siempre con primeros planos y rostros expresivos, cuando lo que importaba era la adaptación de un mundo creado por otro se decidió por que la cámara los mostrase. Y con la misma inspiración que puso en diseñar todas las travesuras de unos intestinos y pulmones en Braindead, buscó imágenes de la Tierra Media de Tolkien ya aceptadas por los fanáticos y dejó su inventiva visual para un segundo momento: cuando pondría las cámaras y luego iría a la mesa de edición. Los ilustradores Alan Lee y John Howe, los más populares entre los que ilustraron estos libros, diseñaron paisajes y escenografías y, de hecho, hay varias escenas que son tomadas detalle por detalle de cuadros suyos hechos varios años antes. Por otro lado, algunos actores debieron estudiar las lenguas creadas por Tolkien para ser fiel al espíritu original y reforzar uno de los pilares de la película: el sonido.

Usar esas pinturas y grabar diálogos en élfico significaba no solo integrar elementos reconocibles para muchos fanáticos sino también mostrar al público no familiarizado, usando elementos puramente cinematográficos, que ese mundo era coherente en si mismo y tenía un trasfondo muy grande. Los diálogos y la narración aportarían mucho a esto.

La música orquestada por Howard Shore acompaña los diferentes climas y refuerza las secuencias que van en silencio. La estructura episódica de la historia alterna, al menos por tres veces, momentos de tranquilidad y de acción, y se desenvuelve sin que se noten las tres horas que dura. El uso de los efectos de sonido es fundamental, como lo es en todas, desde Mal gusto, aunque ahora dispone de una tecnología que los explota al máximo. La cámara muestra lo que hay que mostrar, no se pierde en planos americanos de rutina, ni se pone a jugar sobre una steadycam durante las tres horas. Otra vez, el ojo del director está presente, aunque detrás tenga el ojo de un productor que vigile el riesgo de los 140 millones de dólares invertidos.

El gore nació como un género de explotación, como negocio en manos de productores que no sacaban ganancias con películas de desnudos. Es por eso, que entre parte de la crítica, se lo ve como un género bastardo. Los directores que nacieron en él han tenido carreras marginales o limitadas, salvo contadas excepciones como Raimi, Jackson o Wes Craven.

Quizás la independencia que Jackson tuvo al filmar y producir en Nueva Zelandia le dio mayores posibilidades de explorar sus propios intereses. Quizás el estar lejos de los circuitos de festivales y revistas especializadas en el gore, le evitó encerrarse en un nicho determinado. Quizás darse el lujo de trabajar con Hollywood, la máquina de producir películas, y no dentro de Hollywood, hizo que para él filmar fuera algo más que un trabajo de ocho horas; o viceversa y por eso trabaja con y no dentro. Decir esto es mucho más facil que hacerlo y es una excepción de excepciones.

Hace tiempo que se habla de Peter Jackson como un verdadero director de cine. Su mano se manifiesta cuando se ve que es el asunto lo que le dicta la disposición de la cámara y la construcción de cada película y no al revés. Precisamente, por esto mismo se trata de sus películas. Y no tiene nada que ver con que haya nacido lejos de Hollywood.

Fuentes:

Revistas Cinefantastique, Fangoria, SFX, El amante y La cosa. Sangre, sudor y tripas, de Manuel Valencia y Eduardo Guillot. Editorial La Máscara, España, 1996. www.tbhl.theonering.net/peter . Agradecimiento especial a Silvio Galizzi.

 

(1) - Esta nota fue originalmente publicada en El País Cultural (Uruguay), en noviembre de 2002.

(2) - El amor y la furia (Once we were warriors), del Lee Tamahori es un ejemplo de esto, a pesar de no desarrollarse en los mismos ambientes que aparecen en las películas de Peter Jackson.