Los Selenitas: Los Grandes Olvidados del Cine Fantástico

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Los Selenitas: Los Grandes Olvidados del Cine Fantástico

por Eduardo Alberto Guzmán Novoa

Desde tiempos inmemoriales La Luna -y sus probables habitantes- han sido eje de las mas variadas fantasías humanas. Sin embargo la ciencia ha minado poco a poco la creencia en la existencia de los selenitas.
Este artículo propone un recorrido por algunas de las mas interesantes producciones cinematográficas de ciencia ficción ambientadas en nuestro satélite.

En mi anterior artículo, 1965: EL AÑO QUE "MURIO" MARTE, señalé la interesante cuestión de que, aún habiéndose descubierto que el planeta rojo está deshabitado, la pantalla grande aún sigue mostrando que sí existen los marcianos: ya sea porque se ocultaron de nuestras sondas exploratorias, ya sea porque viven "bajo tierra", ya sea porque ellos emigraron a otros mundos, ya sea porque se extinguieron totalmente... o bien porque las pruebas de que Marte tiene vida han sido ocultadas al mundo (la archi-recurrida "conspiración del Tío Sam").

Pero hay quienes, contrariamente a los "marcianos", han tenido la suerte contraria: si bien han estado presente en bastantes cuentos, libros o cómics, han tenido poca difusión en el cine fantástico. Se trata de los ya casi olvidados habitantes de la luna, LOS SELENITAS.

Desde la antigüedad ya se describían alucinantes relatos de héroes que se las ingeniaban para viajar a la luna para siempre encontrarla habitada. Cuando se inventaron los telescopios y se enfocó una luna aparentemente desierta. Los cada vez menos creyentes de la vida en la luna optaron por creer que la cara oculta de la luna era la que estaba habitada; otros, que los selenitas viven en el interior de nuestro satélite, cual topos lunares.

Finalmente, llegó 1959, un año "fatal" para los selenitas. La URSS (entonces a la cabeza en la Carrera Espacial) envió a nuestro satélite el Lunik III (4 de octubre), que fotografió la cara oculta de la luna, mostrando un desierto igual al de su cara visible. Los ya poquísimos creyentes en selenitas se aferran al interior de nuestro satélite: los subterráneos hombres lunares se manifestarán cuando astronautas terrestres pongan sus plantas en nuestro satélite.

El 20 de julio de 1969, el cohete americano Apolo XI llegó a la luna. El módulo lunar «Aguila» lleva a los americanos Neil A. Armstrong y Edwin E. Aldrin para convertirse en los primeros hombres en pisar la luna, mientras que el astronauta Michael Collins orbita en el módulo de mando «Columbia». Los subterráneos selenitas no se manifestaron. Tras este último fracaso, la creencia de vida lunar se redujo a casi cero (aunque no faltaron quienes sostuvieron que los selenitas "emigraron" a otros mundos cuando la luna se volvió estéril, que se extinguieron, que sí se manifestaron pero esto fue "encubierto" por Washington, o que los selenitas siguen viviendo dentro de la luna, pero no quisieron ni quieren manifestarse a los terrícolas... aún).

Veamos algunos ejemplos de selenitas que no sean de la pantalla grande. Al igual que los marcianos del cine, la aparición de hombres lunares en novelas, cómics, "testimonios" ufológicos y dibujos animados es vasta. Solo mencionaré los libros, cuentos y caricaturas de selenitas que me parecen los más resaltantes.

En el siglo II el filósofo griego Luciano escribió la cómica HISTORIA VERDADERA, donde el autor y un grupo de marineros son arrojados, con nave y todo, por una furiosa tempestad. El barco va a parar a la habitada luna, donde les aguardan alucinantes avnturas con los selenitas. Curiosamente, Luciano empieza su relato advirtiendo que no se crea nada de lo que se va a leer.

En su libro SUEÑO (Somnia), el astrónomo alemán Johannes Kepler describe un viaje a la luna... aunque se trata de un viaje "astral" (adormecidos, solo viaja los espíritus de los viajeros). En la luna existe una raza de inteligentes selenitas de gruesa piel, que viven dentro de los cráteres para ocultarse del quemante sol.

El literato francés Cyrano De Bergerac (sí, el mismo que inspiró la famosa comedia de Rostand) también "viajó" a la luna. Y más de una vez. Primero fue gracias a un raro metal que era atraído por la luna; construirá una especie de ascensor con él. Luego usando bolsas de rocío atadas a su cuerpo (?) Finalmente, con un cohete "por etapas", invención suya. En todos estos casos, la luna está habitada por estrafalarios selenitas, con los que sufre todo tipo de aventuras (en una ocasión, es encarcelado por afirmar que la Tierra está habitada por hombres).

El francés Jean Baudoin publicó VIAJE REALIZADO AL MUNDO DE LA LUNA REALIZADO POR DOMINGO GONZALES, AVENTURERO ESPAÑOL (1649), donde el mentado héroe español resulta abandonado en la Isla de Santa Elena junto con su esclavo. Ambos descubren a una extrañas aves, "ganzas", a las que entrenan para que los saquen de la isla. Pero las "ganzas" resultan ses pájaros lunares, que de vez en cuando emigran a la Tierra. Estas raras aves transportan a nuestros dos héroes a la luna, donde hallan una feliz raza de selenitas gigantes, gobernada por el emperador Irdonozur, que vuelan usando abanicos (gracias a la poca gravedad), viven hasta cinco mil años y mueren sin dolor.

El alemán Gottfried August Buerger, inspirándose en un cuento de Rudolf Erich Raspe (basado a su vez en un personaje real), publicó LAS AVENTURAS DEL BARON MÜNCHHAUSEN, donde este increíble héroe viaja a la luna en dos ocasiones: en una, subiendo por una gran enredadera, para recuperar una hoz que lanzó hasta allá accidentalmente (?); la segunda debido a una tempestad, que lo lanza con barco y todo hacia nuestro satélite. Es en ese segundo viaje que encuentra a los graciosos selenitas, gigantes asexuados cuyas cabezas podían desprenderse de sus cuerpos y flotar, que viajaban a lomo de enormes aves con tres cabezas, se abrían el estómago cual puerta para introducir ahí comidas y bebidas, y al morir se desvanecían sin dolor. Cuando el barón llega, la luna estaba en guerra contra el sol (!)

En 1835, en el diario «New York Sun», un tal Mr. Locke publicó un interesante artículo que relataba cómo un gigantesco telescopio recién inventado había "acercado" a la luna a setenta metros. Nuestro satélite tenía cavernas habitadas por hipopótamos, verdes montañas orladas de encajes de oro, carneros con cuernos de marfil, corzos blancos y selenitas alados semejantes a murciélagos humanoides. Resulta increíble que muchos tomaran por cierta esta bromista nota.

En su cuento LA AVENTURA SIN PAR DE UN TAL HANS PFAALL, el americano Edgar Allan Poe cuenta lo odisea del holandés Hans Pfaall, quien viaja a la luna usando un globo especial, inflado de un gas treinta y siete veces más liviano que el hidrógeno. Tras volar diecinueve días, nuestro héroe cae en la luna, donde encuentra una raza de feos enanos sin orejas, que se comunican a la manera de los sordomudos. Cinco años después, envía a un mensajero a la Tierra para canjear la sabiduría de los pequeños selenitas por un perdón oficial a un crimen que él cometió antes de emprender el viaje.

El famoso escritor francés Julio Verne publicó su novela DE LA TIERRA A LA LUNA (De la Terre a la Lune, 1865), donde dos sabios americanos y un aventurero francés planean viajar a la luna en un proyectil que será disparado por un cañón. Antes del viaje, todos concluyen que la luna hacia la que viajarán tiene que tener selenitas.

En la secuela ALREDEDOR DE LA LUNA (Autour de la Lune), los viajeros no logran llegar a nuestro satélite, sino que lo orbitan. Contradiciéndose con las conclusiones de su novela previa, Verne muestra un mundo muerto, desierto y sin selenita alguno. Sin embargo, queriendo dejar una cierta "esperanza", hay una secuencia donde el estallido de un bólido alumbra fugazmente la oscura cara oculta de la luna, apreciándose (aparentemente) nubes, mares, selvas... es decir, vida.

El británico H.G. Wells publica LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA (The First Men in the Moon, 1901), una de las mejores novelas sobre "la luna habitada", donde el joven Bedford conoce al sabio Cavor, inventor de la pasta metálica "cavorita", capaz de anular la gravedad. Ambos construyen una esfera con ese metal y viajan en ella a nuestro satélite. La luna tiene aire, hongos de rápido crecimiento y oro en abundancia. Sin embargo, en el interior hay una inteligente raza de selenitas semejantes a insectos, que crían enormes "reses" y llevan una vida rigidamente organizada. Tras la fuga de Bedford (que perderá la esfera regresando a la Tierra), Cavor se queda en la luna, aprendiendo de los selenitas. Al relatar al Gran Lunar (el selenita que gobierna ese mundo) todas las imperfecciones de la raza terrícola (las guerras sobre todo), los hombres lunares entienden la amenaza que representan los humanos si llegaran... sellándose así la suerte de Cavor, entonces el único terrícola que sabía como viajar a la luna.

La vida en la luna se ha manifestado, en menor grado, en los cómics de aventuras. Citaré a la Marvel Comics que, a inicios de los años sesenta, mostraba una luna con atmósfera y ruinas de una civilización selenita muerta. Más adelante, en otros cómics de la Marvel, aparecerían selenitas: en una ocasión eran monstruos que vienen a la Tierra para impedir que sigamos lanzando cohetes a su mundo; en otras se trataba del Vigilante (The Watcher), un alien cabezón que cuidaba de los terrícolas, pero sin interferir en sus asuntos.

Está, además, la recordada teleserie animada ROCKY & BULLWINKLE, de finales de los cincuentas, donde los graciosos héroes conocen a dos simpáticos selenitas que vienen a la Tierra con órdenes de impedir que nosotros lleguemos a la luna; debido a los tantos cohetes lanzados, los selenitas han tenido que emigrar a la cara oculta de nuestro satélite.

En los años cincuenta, el ufólogo polaco George Adamski asombró al mundo con los relatos de sus contactos con los habitantes de Marte, Venus... y de la luna. Según uno de sus escritos (de mediados de los cincuentas), la cara oculta de la luna tiene ciudades protegidas por cúpulas y vehículos que se desplazan sobre el suelo sin hacer ruido.

A inicios de 1969 se publicó el "testimonio" de Lev Mohilyn, científico ruso recién fugado de la URSS junto con su hijo Gregor. Según él, en 1968 los soviéticos, tratando de coincidir con el aniversario de la muerte de Lenin, lanzaron el 5 de junio la nave MARX I, tripulada por los cosmonautas Ilya y Evgeni. Tras alunizar, ambos fueron atacados por un robot semejante a una araña (?), salido del polvoriento suelo lunar. Evgeni resultó muerto por el siniestro ingenio, mientras Ilya huyó en la nave. De regreso en la Tierra, el Kremlin ordenó internar a Ilya en un manicomio y encubrir todo lo referente a la fracasada misión y a la verdadera causa de la muerte de Evgeni.

Finalmente, están los cuentos infantiles de que la luna "está hecha de queso verde", que una vaca le saltó por encima, o de la existencia del "Hombre de la Luna", quien maneja su iluminación, las mareas y los eclipses.

Pero, volviendo al caso del cine, ahí los hombres lunares han tenido poca suerte. Los marcianos han tenido más fama que ellos, apareciendo en incontables películas, casi siempre como villanos, y a veces como personajes benévolos.

A la luna, por lo general, se la retrataba deshabitada, desierta. Es triste que obras maestras del cine fantástico como LA MUJER EN LA LUNA (1929) o CON DESTINO A LA LUNA (Destination Moon, 1950), intentando ser lo más científicas posibles, hayan mostrado siempre una luna estéril y solitaria. Bueno, tal vez eran films más de "ciencia" que de "ficción". Aún así, sigue siendo triste.

Recorramos las pocas veces en que los selenitas (buenos o malos) han tenido la suerte de protagonizar películas de ciencia ficción.

El cineasta francés Georges Méliès produjo, dirigió y protagonizó el cortometraje mudo UN VIAJE A LA LUNA (Le Voyage dans la Lune, 1902), cinta fantástica basada libremente en DE LA TIERRA A LA LUNA, de Julio Verne, y LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA, de H.G. Wells; los selenitas serían los primeros aliens en aparecer en la pantalla grande. El profesor Barbenfouillis (Georges Méliès) viaja a la luna en un proyectil disparado por un cañón, junto con otros científicos. Tras la famosa escena de clavarse en el ojo de la cara de la luna, los exploradores hallan hongos de crecimiento rápido y a selenitas con caras de cangrejo que viven bajo tierra. Tras ser hechos prisioneros, los exploradores matan al rey selenita y a otros (explotando a cada golpe), para huir "cayendo" a la Tierra en su proyectil. Un selenita es traido vivo como muestra y exhibido ante el público que aclama a nuestros héroes.

Bruce Gordon y J.L.V. Leigh dirigen el film mudo británico LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA (The First Men in the Moon, 1919), primera adaptación fílmica de la novela homónima de H.G. Wells. Los héroes Bedford (Lionel D'Aragon) y Cavor (Hector Abbas), que en el libro solo se les conocía por sus apellidos, ahora también tienen nombres de pila: Rupert y Sampson, respectivamente. Se añade un personaje femenino: Susan (Heather Thatcher). El Gran Lunar fue interpretado por Cecil Morton York.

En plena II Guerra Mundial, los estudios UFA de la Alemania nazi estrenan la superproducción LAS AVENTURAS DEL BARON MUNCHAUSSEN (Münchhausen, 1943), realizada en el sistema Agfacolor y lanzada como propaganda de la grandeza del cine ario. Tras increíbles aventuras, el barón Munchhausen (Hans Albers) y su sirviente Christian Kuchenreutter (Hermann Speelmans) huyen en globo a la luna. Ahí, donde el tiempo avanza más rápido, Christian envejece y muere (desvaneciéndose), pero no así el barón, que en previa aventura había logrado la inmortalidad. Se encuentra con la esposa del rey de la luna y un lacayo, por quienes se entera de que los selenitas pueden estar en dos lugares a la vez, al poder separar sus cabezas de sus cuerpos. A diferencia de lo explicado en la novela de Buerger, los selenitas no son gigantes ni sus cabezas seccionadas flotan en el aire... y hay tanto hembras como machos.

RADAR MEN FROM THE MOON (1952) fue un serial de doce capítulos, producidos por la Republic Studios y dirigido por Fred C. Brannon. Se trata, en realidad, de la segunda aventura de un heroico personaje futurista, el comando Cody ("Sky Marshall of the Universe"). En esta ocasión, el regente de la luna Retik (Roy Barcroft) envía a su gente a la Tierra para sabotear nuestras defensas y así preparar todo para que seamos exitosamente atacados e invadidos por los selenitas. Será al comando Cody (George Wallace) y a sus valerosos muchachos a quienes les está destinado el viajar a nuestro satélite y acabar con los malévolos planes de los hostiles hombres lunares. Si se obvian algunas incoherencias (¿hay nubes en la luna?) propias de 1952, estamos ante una entretenida producción que se ve con nostalgia.

Entre los clásicos de las "películas B" puede citarse a CAT-WOMEN OF THE MOON (1953), dirigida por Arthur Hilton. Cuatro hombres y una mujer viajan en un cohete a la luna donde, tras hallar a unas arañas gigantes (?), entran a una cueva que los conduce a una ciudad lunar habitada por exóticas mujeres (los hombres parecen haberse extinguido). Tras invitar a Helen Salinger (Marie Windsor), el miembro femenino de la tripulación, a unírseles, estas selenitas de grandes poderes telepáticos planean usar el cohete de nuestros héroes para ir a la Tierra en plan de conquista (!) Destacan el romance de Douglas «Doug» Smith (William Phipps) con la selenita Lambda (Susan Morrow), y un sensual número de danza de estas imposibles amazonas lunares de ceñidos atuendos. La cinta fue exhibida con el sistema 3-D, aunque en blanco y negro.

Cinco años después, Richard E. Cunha dirige un remake de CAT-WOMEN OF THE MOON; la nueva cinta, ya sin el sistema 3-D, se titularía MISSILE TO THE MOON (1958). Entre las variantes con el film original está que dos de los expedicionarios a la luna son convictos que huyen de la ley, y a quienes el creador de la nave obliga a que le acompañen en su viaje. El asistente y su novia quedan también atrapados y van en el vuelo. El inventor muere, descubriéndose que lo que él deseaba era volver a la luna (¿selenita?) En la luna, los exploradores no solo hallan a las arañas gigantes (que esta vez resguardan diamantes) sino también a "hombres de roca" (!) La ciudad lunar se llama Olanda y es regida por una selenita ciega, la Lido (K.T. Stevens). El asistente, que lleva un medallón que perteneció al difunto científico, es tomado por el emisario que una vez fue enviado a la Tierra; se arregla un matrimonio entre éste y la perversa selenita Alpha (Nina Bara). Alpha asesina traicioneramente a la Lido y ocupa su lugar. La mujer terrícola June Saxton (Cathy Downs) es condenada por Alpha, ahora la nueva Lido de Olanda, a ser aniquilada por una de la arañas gigantes, siendo su novio quien la salve. Los héroes sobrevivientes logran huir después de que una bondadosa selenita provoque una fuga de aire, que asfixiará a toda Olanda. MISSILE TO THE MOON es ligeramente más interesante que su primera versión, más que nada por sus novedosas variantes y nuevas escenas tan o más exóticas que su predecesora (por ejemplo, la secuencia donde Alpha hace gala de sus poderes hipnóticos).

Un año después de que el Lunik III fotografiara la cara oculta de la luna (dejando solo el interior de nuestro satélite a los selenitas), se estrena el film TWELVE TO THE MOON (1960), dirigida por David Bradley, y que anticipaba la reacción de los subterráneos selenitas a la llegada de astronautas terrestres. La expedición, que aluniza en la nave «Aguila Lunar» (!), está compuesta por doce individuos, hombres y mujeres, de distintas naciones: USA, Inglaterra, Francia, Alemania, Suecia, Israel, Turquía, Nigeria, Japón, Canadá, Brasil... y la URSS. Los astronautas reciben en sus monitores extraños símbolos, provenientes del interior de la luna: el Gran Coordinador de la Luna, quien gobierna a los selenitas, está inquieto por la llegada de los terrestres, pues sabe de su potencial hostilidad. Los acontecimientos avanzan hasta lo increíble: los selenitas envían un rayo que "congela" a la Tierra, mientras los astronautas observan todo impotentes. La presencia de un astronauta saboteador (no olvidemos que estamos en la Guerra Fría) complica las cosas. Mientras los selenitas estudian a los animales terrestres que traían en la nave (hay un inexplicable interés en los gatos), los astronautas sobrevivientes intentan un valeroso plan de huída para salvar a la Tierra. Al ver cómo se inmolan heroicamente algunos de los terrícolas, los emocionados selenitas concluyen que los humanos no son tan malos y, tras "descongelar" a la Tierra, dejan partir a nuestros héroes.

Un año después llega el film checoslovaco EL BARON FANTASTICO (Baron Prásil, 1961), dirigido por Karel Zeman. Se trata de una nueva versión fílmica del clásico literario LAS AVENTURAS DEL BARON MÜNCHHAUSEN, de Buerger. En esta ocasión se trata de una alucinante y bella aventura, donde la trama principal es el viaje alrededor del mundo que el barón Münchhausen (Milos Kopecky) emprende acompañado de una mujer selenita, con el fin de demostrar que no existe diferencia entre los habitantes de la luna y la Tierra.

Y así, mientras avanzaba la Carrera Espacial (cuando el mundo se preguntaba quién alunizaría primero, si USA o la URSS), llega la mejor película, en mi concepto, sobre "selenitas". Se trata de la segunda (y hasta ahora última) versión fílmica de la novela de H.G. Wells: LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA (First Men in the Moon, 1964), dirigida por Nathan Juran. Entre las nuevas variantes está: el inicio con un alunizaje de la UN1, con astronautas multinacionales (USA, Inglaterra y la URSS); el hallazgo de una bandera inglesa y un documento de 1899, reclamando la luna como colonia británica en nombre de la reina Victoria (esta escena explicaría por qué en España el film se tituló LA GRAN SORPRESA); el relato del anciano Arnold Bedford (Edward Judd), que convierte la película en un flash-back; se incluye a Katherine «Kate» Callender (Martha Hyer), la novia americana de Bedford, quien viajará también; tras alunizar, nuestros héroes salen a explorar... ¡con trajes de buzo sin guantes!; las reses lunares, los selenitas y el Gran Lunar son animaciones stop-motion de Ray Harryhausen (para las escenas de multitudes, se usaron niños disfrazados); el sabio Joseph Cavor (Lionel Jeffries) capta toda nuestra simpatía, mientras que Bedford y Kate se vuelven una especie de anti-héroes (llegando a asesinar a varios selenitas solo porque sí); Cavor decide quedarse en la luna, mientras que los jóvenes huyen; al final, acabado el flash-back, los actuales astronautas encuentran solo ruinas, pues los selenitas fueron aniquilados (o huyeron a otro mundo) por culpa de virus terrestres, que los victorianos aventureros trajeron consigo.

Después de LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA, los selenitas ya dejarían de aparecer en el cine fantástico. La luna siempre se representaría desierta. Y conforme avanzaban los descubrimientos sobre nuestro satélite, menos creyentes en selenitas quedaban. La gran pantalla dejó también de especular con ruinas de fenecidas civilizaciones selenitas. Aún así, poquísimos fantasiosos abrigaban una última esperanza: cuando los primeros terrícolas (americanos o soviéticos) alunizen, saldrán los selenitas (amistosos u hostiles) del interior de la luna.

Cinco años después, el hombre pisa la luna. Ningún selenita salió del interior de nuestro satélite, ni a saludarlo ni a atacarlo. Los pocos escépticos que quedan parecen convencerse: los hombres lunares son un mito. La luna es un mundo muerto.

Los siguientes films de ciencia ficción dejaron de interesarse en la luna. La gente empezó a alucinar en vida más allá de nuestro sistema solar. Salvo una que otra aparición burlesca (dedicada al público infantil), la vida en la luna también fue olvidada por los otros medios de comunicación (dibujos animados, cómics, fábulas, etc.) Hasta los niños se olvidaron del Hombre de la Luna.

Pero, en los años ochenta, un film británico volvió a hacer aparecer selenitas en la pantalla grande. Se trata LAS AVENTURAS DEL BARON MUNCHAUSEN (The Adventures of Baron Munchausen, 1988), dirigida por Terry Gilliam. En esta hermosa fantasía visual (hasta ahora última versión fílmica del libro de Buerger), el barón Münchhausen (John Neville) protagoniza todo tipo de aventuras, una de las cuales es su llegada, por una tempestad, a la luna. Ahí es recibido por los gigantescos selenitas (en realidad, solo vemos dos): la flotante cabeza del rey Roger (Robin Williams), y la entera reina Ariadne (Valentina Cortese). El rey pide que lo llamen Ray Di Tutto (en italiano, «Rey de Todo»); curiosamente, en los créditos Williams figura con ese apelativo. Las voladoras cabezas de los selenitas no solo pueden desprenderse de sus cuerpos: buscan hacerlo (las cabezas son intelectuales, los cuerpos son viles). Al parecer, los selenitas son huecos por dentro: el rey grita por el cuello de su reina (sin cabeza en ese instante), oyéndose un gran eco. Un romance entre el barón y la gigantesca reina (?) provoca que el antes amable rey (ahora unido a su cuerpo) lo encarcele. Tras ser liberado por la cabeza de la reina, el barón es perseguido por el rey, montado en su mascota Sybille, un ave gigante de tres cabezas. El barón le tiende una trampa y el rey se estrella: el cuerpo muere, pero la cabeza, feliz, se va flotando.

Tras esta película (dedicada, obviamente, al público infantil), los selenitas ya no reaparecerían más en la pantalla grande... hasta ahora.

Porque, hace unos pocos años, la cadena americana FOX lanzó un polémico documental televisivo, planteando que el televisado alunizaje del Apolo XI fue una farsa... un montaje con el que el Tío Sam engañó al mundo. El hombre aún no llega a la luna.

Si eso fuese cierto (y no digo que lo sea), tal vez todo lo que se nos ha dicho de nuestro satélite también es mentira. Entonces... me viene a la memoria lo afirmado por George Adamski (el de las ciudades lunares)... Si el polaco ese era un loco o un farsante, ¿por qué el gobierno de USA lo enterró con honores en el Cementerio de Arlington, para héroes nacionales? ¿Por qué la reina Juliana y el papa Juan XXIII lo condecoraron?

¿Y la historia del alunizaje soviético de 1968, donde los cosmonautas fueron rechazados por los selenitas? ¿Fantasía también?

Me pregunto si, debido a esta generalizada sospecha de que se le oculta al
mundo "cosas" sobre la luna (¡la conspiración!), el cine fantástico se acordará de los selenitas, volviendo a poner sobre el tapete su posible existencia. Ya sea como amigos o como enemigos, sería bueno verlos regresar.

Mientras, conformémonos con mirar la luna (a simple vista o con algun telescopio). Tal vez solo creamos ver una cara dibujada (como los niños dicen). Pero, si vemos alguna luz extraña... Tal vez sea una ilusión óptica. Tal vez sea algún meteorito estrellándose.

¿O tal vez sean...?

Comments

Re: Los Selenitas: Los Grandes Olvidados del Cine Fantástico

Si alguien me da una idea de en donde puedo conseguir la versión subtitulada de "losprimeros hombres en la luna" de HG.Wells?
aleddacar@yahoo.com

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