Shrek: El cuento de hadas al revés.
Por Antonio Mora Vélez
El cine es una de mis grandes aficiones, y más el cine fantástico y de ciencia-ficción. Para mí son un estímulo permanente a la imaginación y una fuente de información y crítica que me sirve para ampliar mis horizontes de escritor y de ciudadano. Por esa razón fui a ver "Shrek 2", y no sólo porque en ella participen con sus voces Eddie Murphy, Julie Andrews, Cameron Díaz y Antonio Banderas. Ni porque la primera versión haya sido un éxito y el Burro personaje se haya ganado la simpatía de los espectadores. Ni porque todos llevemos un niño en el corazón. No. Fui porque me gusta ese cine que nos pone a vivir en un mundo diferente, que es el primer paso para entender que este que nos tortura no es el mejor. Y no me arrepiento de haberlo hecho porque me encontré, con sorpresa, que no se trata de una historia de hadas más sino todo lo contrario, del cuento de hadas contado al revés, el anticuento de hadas, si se quiere.
Veamos porqué. Tzvetan Todorov, el semiólogo ruso, en su libro "Tipología del cuento fantástico", estableció la fórmula de escritura de los llamados cuentos de hadas. En todos ellos hay una princesa en desgracia por culpa de un embrujo, un príncipe que vence el embrujo y un hada madrina buena que les ayuda, a ambos, a encontrar la felicidad. En el filme "Shrek" se trastoca todo el esquema anterior no sólo con la finalidad de hacer reír sino con la intención de mostrar una alternativa diferente a los finales felices de los citados cuentos. Comencemos por señalar que el Hada Madrina de "Shrek" es mala y trata de dañar la felicidad de los héroes, dándole paso a su ambición personal. Los héroes prefieren al final de la película volver a su condición de ogros, con lo cual le asestan un golpe el cliché de belleza de los personajes de los cuentos de hadas, y más porque el aspirante a príncipe, el hijo del hada madrina mala, es un joven hermoso y amanerado que fracasó en su intento de romper el embrujo de la princesa con un beso suyo, por llegar tarde, lo cual le permitió al ogro Shrek hacerlo en su lugar, amar a la princesa y transferirle con su amor la condición de ogro.
"Shrek" es también una crítica burlesca a la institución monárquica. Aparte de la pusilanimidad del rey, y todo el andamiaje cómico de sus cortesanos, el filme utiliza música y escenas de los grandes éxitos taquilleros del cine como Misión imposible y el Quinto Elemento, entre otros, y escenarios citadinos de la vida moderna, para mostrar claramente el anacronismo de ese modo de vida que ya ni siquiera cabe en los cuentos de hadas. No es casual que a Shrek lo acompañan en sus aventuras un asno, un gato (El gato con botas) ratones, cerdos (Los Tres cerditos), aves de corral, --todos ellos animales comunes y corrientes que representan al pueblo llano de le Edad Media—y quienes, con la participación de los personajes de los cuentos infantiles tradicionales como Pulgarcito y Pinocho --personajes de los niños que representan el futuro--, logran derrotar las artimañas de la hada madrina, que monta en un carruaje medieval que vuela por el espacio a la velocidad de las astronaves de la NASA, e impiden que ésta logre sus propósitos, y logran que Shrek y la princesa Fiona, así de ogros feos, sean felices, no en Palacio --en donde son felices los héroes de los cuentos de hadas--, sino en el pantano del bosque, al lado de los animales y de los hombres que no son de sangre azul.
Y así, con ogros y sin rey --convertido éste en sapo por la hada maligna--, ni princesa liberada del embrujo ni príncipe, termina la película con un final que no es feliz del modo tradicional de los cuentos de hadas sino desde la perspectiva diferente de los amigos de Shrek, quienes han logrado convertir un reino de fantasía, ideal, en una fiesta real --de realidad-- consagratoria del triunfo del amor y del pueblo llano, con una coreografía hollywoodense al final y en donde se destacan los personajes que se roban el "show": El Burro y el Gato con Botas, sobre todo este último con sus gestos.
"Shrek" es un filme que divierte y pone a pensar. Con diálogos ingeniosos, una banda sonora que nos transporta a los ambientes en los cuales se desarrolla la trama del filme, y unos dibujos animados que nos hacen vivir, como si estuviéramos en el país de Fiona, la historia de amor de una princesa que decidió quedarse embrujada y fea para mantener su matrimonio con un ogro medio tonto pero valiente y bueno.
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